La última escala de este bonito crucero alrededor de las Islas Británicas fue el importante puerto francés de El Havre, una vez que dejamos atrás la ciudad de Edimburgo (leer aquí el artículo de Edimburgo). El Havre es una ciudad cuya historia reciente fue marcada por la Segunda Guerra Mundial, de la que desafortunadamente salió muy mal parada. En los albores del siglo XX crecía próspera como puerto de transatlánticos y como intercambiador de materias primas, pero en la fase final de la guerra tras los bombardeos apenas era un solar lleno de escombros. Pero conseguiría renacer de sus cenizas mediante un plan de reconstrucción que la ha llevado a ser un ejemplo único de la arquitectura combinando el hormigón armado en la construcción de sus edificios junto a las líneas del clasicismo de la mano del arquitecto Auguste Perret. Un ejemplo que la valió ser nombrada Patrimonio Mundial de la Humanidad.