Malaca, la ciudad que da nombre a una de las vías marítimas más congestionadas del mundo, el Estrecho de Malaca, es una pequeña y encantadora ciudad a la que el turismo internacional aún no ha descubierto. Pero eso no significa que no explote sus muchos atractivos ante sus visitantes. Lo único que éstos son en su mayoría compatriotas malayos que proceden principalmente de la cercana y bullicioso capital de Malasia, Kuala Lumpur. Nosotros por nuestra parte ya estábamos advertidos de los grandes atractivos de la ciudad, no en vano está incluida en la lista del Patrimonio Mundial de la Humanidad, aunque lo que aún desconocíamos era la facilidad, o a lo peor la dificultad, para visitar esta ciudad que fue uno de los asentamientos comerciales más importantes de todo Asia debido en gran parte a su privilegiada posición dominando el Estrecho de Malaca. A principios del siglo XVI los portugueses se establecieron en la zona tras vencer al Sultán de Malaca y levantaron fuertes y fortificaciones para defender esta importante plaza en el comercio con Oriente. Pero poco más de un siglo lograron los portugueses mantener en su poder Malaca ya que los holandeses consiguieron expulsarles y establecerse en la ciudad dejando un importante patrimonio también. Pero lo que más nos apeteció para situarnos en la ciudad nada más desembarcar del Volendam fue volver a embarcar en unas pequeñas lanchas que recorrían el río para así tomar conciencia del tamaño y de paso conocer algunos de los enclaves destacados.