Comenzamos el día madrugando un poco. Habíamos arribado a Port Klang, el enorme puerto comercial que sirve de puerta de entrada para toda clase de productos a Kuala Lumpur, y por extensión a toda Malasia. Aunque la distancia existente entre el puerto y el centro de Kuala Lumpur no es excesiva, el gran volumen de circulación que soporta la autovía que los une hace que los desplazamientos se puedan alarga hasta una hora y media hasta alcanzar el centro. La primera impresión que nos transmitió esta gran urbe es el altísimo grado de desarrollo que está alcanzando, siendo habitual ver montones de grúas de construcción y algún que otro rascacielos levantándose sobre el horizonte de la capital de Malasia. Se ve cierto poderío económico que se hace palpable en el sistema de transporte de la ciudad, como los trenes, el metro o el monorraíl, pero sobre todo en su centro financiero donde las Torres Petronas son el foco de atención que atrae irremediablemente a todo turista que vista Kuala Lumpur.