Después de un día completo de navegación, abandonamos el Océano Ártico para navegar a través del Mar de Noruega hacia uno de los fiordos más bellos y reconocidos del mundo, Patrimonio Mundial de la Humanidad, y que cada temporada estival reúne a multitud de visitantes de todas partes del mundo. El Fiordo de Geiranger es una de esas obras de la naturaleza creada y esculpida por el paso de los tiempos, y que hace del mismo uno de los rincones naturales del planeta digno de visitar y de disfrutar pausadamente. El hecho de que el Infinity tuviera prevista la llegada a la cabecera del fiordo pasadas las once de la mañana, nos permitió disfrutar de toda la navegación desde el principio y sin pegarnos el madrugón padre, cosa que a esas alturas del viaje agradecimos mucho.