Cantabria está llena de opciones y variedad para pasar un soleado domingo de este, ya avanzado, otoño disfrutando del aire puro, los verdes e infinitos paisajes que componen prados y montañas que abrazan los valles y cómo no, de la gastronomía autóctona de la zona. Esta vez nos decantamos por pasar la jornada dominical en la lejana localidad de Tudanca, encaramada a las laderas del bellísimo Valle del Nansa. Esta pequeña aldea fue declarada merecidamente conjunto histórico nacional en el año 1983 y como veremos más adelante, y a pesar de su pequeño tamaño, ha estado íntimamente ligada a la literatura española del siglo pasado.