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martes, 26 de enero de 2016

Rennes; la capital de la Bretaña


La capital de Bretaña es una ciudad vibrante y con mucho ambiente. Quizás influya en ello la joven población perteneciente a las universidades establecidas en la ciudad, y que hace que la oferta de bares y restaurantes sea tan variada en calidad, número y en precios. Al igual que ocurre en el resto de Bretaña pasear por las callejuelas del centro de Rennes nos pareció una preciosa experiencia. Las calzadas empedradas, las casas de entramado de madera, regios edificios de piedra todo hace un conjunto encantador. Para los que hayan sido apasionados de los cómic de Axterix y Obelix reconocerán a Rennes con su primitivo nombre dos mil años atrás en el Imperio Romano, porque ni más ni menos que en aquella época era la ciudad de Condate, tan célebre y nombrado en los cómics. Y aunque el cielo estuvo bastante plomizo, lo que no ayudo a que las fotografías salieran lucidas, la buena temperatura hizo muy agradables los paseos por las calles de Rennes y la visita a los monumentos más importantes, como el Ayuntamiento, el Palacio del Comercio, la Catedral de San Pedro o el Palacio del Parlamento de Bretaña.









En el centro de Rennes las casas se apoyan unas en otras y da la impresión que se necesitan para poder mantenerse en pie. También pudimos observar los diferentes entramados en las fachadas de las casas, tanto en formas como en colores. Los mejores comercios de la ciudad están alojados en los bajos de las casa del centro histórico de Rennes, acompañados de agradables terrazas donde tomarse un alto en el camino. Pero antes una visita a la Plaza de la República para deleitarnos con el monumental Palacio del Comercio, muy del estilo Parisino.


En la amplia plaza del ayuntamiento se yergue el elegante edificio que alberga las oficinas municipales de Rennes. Y frente al edificio del ayuntamiento la Ópera complementa el epicentro de la zona clásica de Rennes, un lugar de reunión con buen tiempo.


Como en otras muchas parte de Bretaña y la Normandía es habitual toparse con comercios tradicionales de todo tipo de género. Particularmente a nosotros nos atraen los comercios de productos de alimentación locales, con sus especialidades regionales y sus potentes licores fabricados partiendo de las más variopintas materias primas. Este es uno de los motivos, entres otros, por lo que nos encanta viajar y conocer otros lugares.





El Palacio del Parlamento de Bretaña albergo durante más de tres siglos el parlamento regional hasta que tras la Revolución Francesa de 1790 fue abolido y dejado sin funciones a los parlamentos regionales de Francia buscando una administración mucho más eficiente. Podríamos aprender algo de eso por aquí. 


Tras la cena y paseo nocturno por Rennes nos dirigimos a nuestro pintoresco hotel. En este largo viaje quisimos buscar hoteles o alojamientos diferentes a los uniformes hoteles de cadena, y en Bretaña nos decantamos por Le Vieux Moulin, un antiguo molino de río como bien indica su nombre perteneciente a la red francesa de alojamientos rurales Logis de France. Situado a medio camino entre Rennes y Saint-Malo cumplió su papel sin más gloria, habitación razonablemente cómoda impregnada en un intenso olor a tabaco y desayuno muy pobre.


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