En el año 1943 los alemanes se retiraron de la mayoría de los frentes, pero a pesar de esa circunstancia la situación del tablero de la guerra parecía enquistada. Los rusos esperaban a la llegada de la primavera del año 1944 para intentar avanzar en su frente y mientras los americanos y británicos apenas progresaban por el frente de Italia y pensaron en la forma de dar un impulso a la guerra para acelerar la rendición de las tropas nazis. Parece que la única forma de cambiar el curso pasaba por desembarcar en la norte de Europa, pero Hitler hizo construir unas formidables obras defensivas a lo largo de la costa más cercana a las Islas británicas, el llamado muro del Atlántico. Tampoco se quería repetir desastres como el intento de desembarque en el año 1942 repelido por los alemanes con un alto coste del bando aliado, ni pasaba por desembarcar por la zona más cercana al continente en Calais, por lo que había que inventar alguna otra fórmula.
Y esta fórmula pasó por un ambicioso plan pactado por todos los aliados para desembarcar por la zona de Normandía con varias divisiones al encontrarse ésta mucho más alejada de las Islas Británicas y por lo tanto menos fortificadas y vigiladas. Pero se necesitaba un puerto para poder abastecer logísticamente a las tropas y resultaba muy difícil tomar ninguno de la costa francesa debido a sus férreas defensas. Así que la solución pasó por crear puertos artificiales aquí, en las playas de Arromanches les Bains. Ésto era fundamental. Una vez leí: "el arte de la guerra es el arte de subsistir", y para ello es necesaria la logística. Es decir no sólo llevar miles de hombres sino llevar también la comida, las armas, las municiones, el combustible y demás ámbitos necesarios a la hora de avanzar con un ejército. Las piezas del puerto artificial se construyeron en Inglaterra y fueron remolcadas a través del Canal de la Mancha antes de ser ensambladas por los ingenieros de la Royal Navy. Todo este proceso se llamó la "Operación Mulberry".
Frente a los restos del puerto artificial se expone diverso material que fue utilizado en el Desembarco de Normandía por las tropa aliadas. Un cañón de largo alcance y vehículos acorazados, en este caso un semi oruga perteneciente a las tropas norteamericanas aparcado al borde de la línea del mar. En el Día D se utilizaron más de 4000 barcos de todos los tamaños y todas las nacionalidades y más de 2.500 barcas de desembarco para desplazar a las tropas de asalto hasta las playas. Cifras absolutamente increíbles pero necesarias para alcanzar el éxito en la compleja operación. En total se movilizaron a casi 300.000 hombres y se desembarcaron más de 20.000 vehículos para romper el muro del Atlántico que los alemanes habían tejido.
Varios restos del puerto artificial se encuentran fondeados frente a la playa de Arromanches mientras que otras piezas del puerto están varadas en la playa. En esta partes se puede apreciar con claridad la construcción de hormigón armado, los forjados y las bitas de amarre para las embarcaciones.
Arromanches se ha convertido en un pueblo volcado al turismo. Este hecho histórico atrae a miles de turistas todos los años y prácticamente todos los locales comerciales del pueblo están dedicados a souvenirs y recuerdos varios. Sus calles están adornadas con las banderas británica, francesa, canadiense y norteamericana, actores principales del Día D. No muy lejos de aquí se pueden visitar los cementerios militares de la guerra con sus cruces blancas perfectamente alineadas.
El Museo del Desembarco fue el primer museo dedicado para conmemorar el desembarco del 6 de junio de 1944 y la batalla de Normandía. Construido en el mismo emplazamiento donde se levantó el puerto artificial para facilitar el desembarco de tropas y material en lo que sería el inicio del fin de la guerra..
El 6 de junio de 1944 comenzó en Día D, el día más largo, y comenzó con el desembarco esta estas lanchas de desembarco donde los soldados se enfrentaban a una lluvia de balas y fuego de cañones por parte de las defensas alemanas. Esta lancha está junto al Museo del Desembarco y aunque no es posible subirse a ella si que se puede ver con claridad sus interiores e incluso su inmaculado motor diésel.
En resumen diría que la vista a Arromanches merece la pena por estar "in situ" en un lugar tan importante de la historia reciente de Europa. Bien es verdad que las avalanchas, esta vez de turistas, le restan algo de atractivo pero también le quitan el aspecto trágico que tuvo el Día D con la muerte de decenas de miles de jóvenes en su mayoría de ambos bandos. Al menos a mi me gustó mucho estar en Arromanches.
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