Invergordon es la pequeña localidad escocesa donde desemboca el río Ness formando un bonito estuario natural que mantiene a las embarcaciones a resguardo del temido en impredecible Mar del Norte. Esta población tuvo gran importancia durante la Segunda Guerra Mundial y hoy en día es un importante puerto con una potente industria que realiza los mantenimientos de las plataformas petrolíferas del Mar de Norte. A su vez sirve de puerto de escala para los numerosos cruceros que hacen escala para que sus pasajeros puedan visitar el famoso Lago Ness o la ciudad de Inverness -leer aquí el artículo de Inverness-.
Uno de los atractivos de Invergordon consiste en pasear por sus calles para ir descubriendo los numerosos murales que adornan las paredes de muchas de sus casas, sin duda la seña más significativa de Invergordon. Los motivos de estos murales se inspiran en la propia historia del pueblo, en su fauna salvaje y en algunos de los gremios de trabajadores de la población, como el cuerpo de bomberos y el equipo de salvamento y rescate en la mar.
Echando un vistazo al pueblo desde las cubiertas del barco llama la atención la enorme aguja de la Iglesia de Escocia y los pequeños campanarios de la iglesia católica y episcopal. La uniformidad de sus tejados es rota por el colorido de algunas de las fachadas de las casa de viviendas, contrastando con el verde paisaje que las circunda.
En uno de los extremos de la calle principal de Invergordon se encuentra el Naval and Heritage Museum con exposiciones de documentos, archivos y exhibiciones de la abundante historia naval de Invergordon, un entretenimiento para los que dispongan de tiempo extra. Así mismo, de los muelles parten varios largos paseos que te llevan al este hacia las playas y la línea costera que lleva al Mar del Norte, mientras al oeste se obserban las explanadas con vistas de las enormes plataformas petrolíferas ancladas en el estuario para su mantenimiento.
Y esto es todo lo que nos dio de si el día de estancia en Invergordon y en la ciudad escocesa de Inverness. Había llegado el momento de volver a embarcar el el "Caribbean Princess" para disfrutar desde las alturas de las vistas. Puntualmente largamos amarras y el crucero inició la maniobra de desatraque poniendo rumbo hacia la salida del estuario en busca del Mar del Norte. Atrás iban quedando los grande buques de servicio y remolcadores y las enormes plataformas ancladas al lecho marino mientras el sol luchaba por abrirse camino entre el manto de nubes que cubrió los cielos escoceses la mayor parte del tiempo.
Ya en aguas abiertas el barco puso rumbo a su siguiente puerto de escala, SouthQueensferry, puerta de entrada de los cruceros para visitar la preciosa ciudad de Edimburgo. Curiosamente el temible Mar del Norte seguía en calma proporcionándonos una plácida y tranquila navegación mientras disfrutábamos de las actividades abordo.
0 comentarios :
Publicar un comentario