Después de más de un día de navegación por el Mar del Coral llegamos a uno de los mitos del Pacífico Sur, a uno de esos lugares que, junto a la Polinesia Francesa, nada más pronunciar su nombre inmediatamente relacionamos con los mares del sur y con el paraíso en la tierra. Teníamos delante de nuestros ojos las Fiji. El día había amanecido caluroso y con un cielo ligeramente plomizo que me hizo presagiar un día de tormentas aunque al final no fue así, al menos durante casi toda la jornada, y cuando ya habíamos desembarcado en el puerto de Lautoka tímidamente comenzó a aparecer el sol entre las nubes. El puerto de Lautoka se circunscribe a un sencillo muelle de hormigón protegido por una pequeña isla rodeada de manglares y donde vive una pequeña comunidad de pescadores.