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miércoles, 3 de julio de 2013

Kilauea; el corazón latente de la Gran Isla de Hawaii



La Gran Isla de Hawaii, la de mayor tamaño y la que da nombre al archipiélago, es una isla de grandes contrastes. Capaz de reunir diferentes climas, distintos paisajes, de conjugar a la perfección el fuego de sus imprevisibles y activos volcanes con el intenso azul de sus aguas costeras, una isla que ofrece la cara más extrema de la naturaleza. Para nosotros iba a ser el último día en estas maravillosas y paradisiacas islas, y nos quedaba aún una de las visitas estrella de Hawaii, el volcán Kilauea, uno de los más activos del mundo. Habíamos valorado la posibilidad de sobrevolarlo en helicóptero, pero tanto las limitaciones de tiempo como el coste económico tan alto que nos suponía nos hizo desistir, y preferimos por tanto ir por tierra. Pero antes de nada quisimos ir a ver una de las famosas cascadas de la Gran Isla. Muy cerca de Hilo, la capital, están las "Rainbow Falls", o la Cascada Arcoiris. Un gran salto de agua en mitad de un maravilloso y exuberante paraje natural 




En cualquier recorrido por la Gran Isla de Hawaii no puede faltar una visita a una factoría donde envasan y procesan las famosas nueces de macadamia, una de las fuentes de ingresos de la economía hawaiana. Aunque los árboles de la nuez de macadamia no son el único cultivo, si que resulta importante en Hawaii en un territorio donde el 40% de la superficie está cultivada.  Y difícil resulta también no sucumbir a la tentación de comprar algunos de los muchos productos que elaboran con estas deliciosas nueces.


 En los cuidados jardines que rodean la tienda y la factoría de la nueces de macadamia es posible encontrar exóticas y coloridas especies de flores junto a extraños árboles de bambú en color ébano.





















Continuamos con el recorrido por la Gran Isla. A diferencia de las otras islas del archipiélago, en la Gran Isla de Hawaii es posible encontrarse carreteras con grandes rectas que hacen que desplazarse por ellas sea relativamente sencillo. Y por fin entrábamos en el Parque Nacional de los Volcanes.  El acceso al mismo está en un frondoso bosque, con carreteras estrechas, y que poco a poco va dejando esa frondosidad para llegar a paisajes casi despejados de toda clase de vegetación, y una tierra cada vez más árida y estéril. En los mismos arcenes de la carretera se empezaban a ver pequeñas grietas con inquietantes  fumarolas, y que iban aumentando en número e intensidad a medida que nos acercábamos al cráter del  Monte Kilauea. Cuando llegamos a los puntos señalizados de observación pudimos bajarnos y comenzar a visitar esta parte del Parque Nacional de los Volcanes. Allí mismo también está emplazado el museo, el Thomas A. Jaggar Museum,  donde exponen fotografías y distintas muestras de lava, a parte de poder sentir, tocar y oír, ya que una parte del museo es interactivo. Dispone así mismo de una estupenda tienda con muchísimos libros ilustrados con decenas de fotografías e impresionantes póster realizados con  fotografías de las erupciones más importantes de la historia del Kilauea


El área que rodea el cráter se encuentra acordonado y señalizado con carteles de advertencia. Estas áreas acordonadas varían en función de la actividad del volcán. El lago de lava que está en la parte este del cráter del Kilauea expulsa constantemente humos y gases de dióxido de azufre dando al visitante una imagen inquietante. Una de las características de la Gran Isla de Hawaii es que posee en su territorio de cinco volcanes, que en sus erupciones fueron cubriéndose unos a otros dando forma a la isla que conocemos hoy en día. Como resultado hoy se puede apreciar el Mauna Loa, el volcán más grande del mundo y el Kilauea, el volcán más activo del mundo junto al Monte Merapi en Indonesia.


Los ríos de lava líquida de las últimas erupciones, en su recorrido por las pendientes de las laderas han calcinado los árboles y la vegetación, dejando autopistas de lava solidificada que llevan hasta el mismo cráter del Volcán Kilauea. Pudimos dar un corto paseo por las caprichosas estructuras que la lava ha dejado. Contemplarlo de cerca te hace comprender el poder devastador de estas fuerzas de la naturaleza, que avanza sin que nada ni nadie pueda pararlo.


Más tarde visitamos los tubos de lava, o tubos volcánicos creados por las erupciones del Kilauea. Se formaron por los ríos de lava muy fluida, que al contacto con el aire solidificó la capa exterior, y por el carácter aislante esa lava solidificada permitió que en el interior continuara fluyendo la lava líquida. Más tarde  el aporte de lava líquida fue disminuyendo y quedó formado el techo del túnel, hasta que la finalización de la erupción tuvo como  consecuencia  la formación de estos espectaculares túneles. Nosotros pudimos visitar unas secciones que se encontraban abiertas al público, aunque la red de túneles que ha formado el Kilauea es mucho más compleja y larga.





Con el paso de las décadas los alrededores de los tubos de lava se han ido poblando de una espesa selva. Es posible adentrarse en ella si se tiene la precaución de no alejarse demasiado de las sendas peatonales.






En  noviembre de 1959 el volcán Kilauea despertaba con una enorme erupción que duró cinco semanas. Las enormes cantidades de lava que las sucesivas erupciones liberaban se fueron acumulando hasta formar un lago de lava de 120 metros de profundidad. Más de 50 años después el lago esta solidificado, pero su interior aún permanece caliente, liberando por su muchas fisuras columnas de gases que resultan inquietantes.


Después de pasar varias horas contemplando la uniformidad de colores de la lava en el Parque Nacional de los Volcanes, nos dimos un baño de color y alegría en un jardín botánico donde pudimos asombrarnos del colorido, los aromas y las formas de las maravillosas orquídeas.









Vistas panorámicas de Hilo, la pequeña y apacible capital de la Gran Isla de Hawaii, llena de pequeñas edificaciones encaramadas a las colinas que circundan la bonita Bahía de Hilo. En ella es posible visitar algunos pequeños museos, algunos de ellos muy curiosos como el Museo de los Tsunamis del Pacífico


Los Jardines de Liliuokalani  son unos jardines de inspiración japonesa con sus bonsáis y su sosegado y equilibrado diseño, una de las zonas más atractivas de Hilo para disfrutar pausadamente de un buen paseo.

Un atardecer espectacular, una maravillosa isla en mitad del  Océano Pacífico, una temperatura de 26 grados centígrados, una cómoda y mullida tumbona en la cubierta de un barco de crucero, y un  frío café frappé para refrescarse....¿Puede existir algo mejor?  Probablemente si...pero este plan tampoco está nada mal.


Desde Hilo es perfectamente visible la silueta del volcán Mauna Kea 

El aeropuerto más importante de la Gran Isla está muy cerca de Hilo. Pude fotografiar la preciosa y original decoración de este avión de  la Hawaiian Airlines mientras iniciábamos las maniobras de desatraque del puerto de Hilo.

Maravilloso el parque del Coconut Island Park

La Bahía de Hilo es un buen lugar donde practicar el remo

dejando atrás la Gran Isla de Hawaii

El sol ya se había ocultado por el horizonte, y el "Sapphire Princess"  ya había dejado atrás el puerto de Hilo y estaba abandonando la bahía, y justo en frente de nosotros un ballenato que se encontraba en compañía de su mamá estaba empeñado en desearnos una buena travesía transpacífica con un repertorio de saltos, cabriolas y golpeando la superficie del mar con sus grandes aletas pectorales.Y nosotros encantados con ello.


En la lejanía quedaba la Gran Isla y  todo el maravilloso archipiélago de Hawaii. Por delante teníamos más de 2.200 millas marinas hasta el puerto mexicano de Ensenada, última escala del crucero, o lo que es lo mismo, cuatro días y medio de navegación por el vasto Océano Pacífico.




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