Joven por la gran cantidad de juventud que llena sus calles y visita sus pubs. Porque la propia ciudad de Dublín no es tan joven, ya que posee una dilatada historia desde los primeros asentamientos vikingos. A pesar de su pequeño tamaño en comparación a otras capitales europeas, Dublín ofrece al que se acerca hasta ella gran cantidad de monumentos por conocer y una apasionante y tumultuosa historia, pero sobre todo una sensación de calidez, de hospitalidad y de dinamismo que enamora nada más pisar la ciudad. También su contenido tamaño deja a poco tiempo las afueras donde la naturaleza y el verdor de los campos pone muy fácil una escapada rural. Aunque como nosotros veníamos de Cobh que es muchísima más pequeña no nos dio esa sensación de ciudad de provincias -leer aquí el arículo de Cobh-. Y cómo me voy a olvidar de uno de los buques insignia de Dublín, la conocida cerveza Guinness que da nombre a los estrambóticos récords y cuya fábrica se encuentra en la ciudad. Aquí es recomendable reservar las entradas por internet si se quiere visitar un día en concreto. Nosotros lo dejamos para otra ocasión, pero es una atracción muy popular entre los turistas.