lunes, 21 de marzo de 2011

Viena. De los espectaculares palacios a las laderas de viñedos






Otra de las cosas verdaderamente interesantes de Viena son sus mercados. Concretamente el de Naschmarkt es de obligada visita. Una sucesión de puestos de productos frescos, comida callejera y otros cuidadísimos de frutas y verduras, todo color y todo aromas. Aunque en algunos momentos puntuales, y debido a la afluencia de público, puede ser verdaderamente complicado avanzar por sus puestos. Muy cerca del mercado está el curioso edificio Secesión que alberga en su interior salas de exposiciones de artistas de la Secesión ,y ya , en plena Karlsplatz, sea alza majestuosa la Karlskirche, la iglesia dedicada a San Carlos de Borromeo. Con un estilo difícil de clasificar, tiene dos enormes columnas a ambos lados del pórtico que recuerdan a minaretes orientales, dos pabellones también a los lados con cierto estilo oriental y una enorme cúpula. Y de la magnificencia de la Karlskirche, pasamos en un breve paseo a través de imponentes edificios y palacios, que albergan muchas embajadas extranjeras, a una de las plazas y espacios más grandes de Viena, la Schwarzenbergplatz, con una gran fuente que se ilumina con colores y el monumento soviético al ejército rojo. Aquí comienza el complejo Bevedere. Dos palacios, el Belvedere inferior y el precioso Belvedere superior, unidos por unos espectaculares jardines de estilo frances con fuentes y cascadas. Este Palacio fue residencia del príncipe Eugenio de Saboya y alberga la Galería de Arte Austriaco con obras de Munch, Renoir y Monet, además del omnipresente Gustav Klimt. El cuadro suyo titulado “el beso” lo puedes encontrar por toda Viena, impreso en los más variopintos objetos; ya sean lapiceros, tazas, poster, libretas, mecheros, y cualquier otro objeto con un mínimo de superficie donde poder estamparlo.



Regresamos a la zona más céntrica para tomar un piscolabis, y poder visitar los interiores de la Catedral de San Esteban, y que, tal como intuíamos, resultaron grandiosos y espectaculares. Lo mismo que sus exteriores, donde a parte del tejado multicolor, destaca la Puerta de los Gigantes y la enorme aguja sur, la Steffl. Muy interesantes resultan los conciertos de órgano que se ofrecen en la catedral en la época veraniega.


Y si algo es famoso en Viena, culinariamente hablando, es su archiconocida tarta sacher o sachertorte. Cualquier café que se precie en la ciudad te ofrecerá su versión original de tan afamada receta, que por otra parte no deja de ser una tarta de chocolate con una pequeña y fina capa de mermelada de albaricoque según unos, o ciruela según otros. Nosotros, en vista de tales diferencias, decidimos ir a probar tan famoso dulce al lugar donde se inventó, y que sin duda debe de ser visita obligada de todo viajero en Viena, a tenor de la cola que hay para que te sienten en su famoso café; el Hotel Sacher. Pues bien, la suntuosa decoración del café desde luego no desmerece, con terciopelos rojos, elegantes muebles y cortinas drapeadas, pero la sachertorte no deja de ser una buena tarta de chocolate sin más, y la tarta de manzana ,que fue la elección de Ceci, nada que destaque sobre otras muchas que hemos probado. Pero al margen de apreciaciones personales, yo creo que merece la pena la experiencia de pasar por este famoso hotel de Viena.





Otra de las típicas postales de Viena la pudimos contemplar más tarde, el impresionante Palacio de Hofburg. Nadie puede irse de Viena sin visitar este enorme complejo palaciego de plazas, pasadizos, edificios, museos, residencias y capillas. Sin duda la parte más espectacular es el Neue Burg , la última ala construida en la también última etapa de la monarquía. El conjunto que forma con la gigantesca Plaza Heldenplatz es espectacular, una estampa encantadora que no nos cansamos de contemplar mientras descansábamos a los pies de las estatuas ecuestres que adornan la gran plaza. Dentro del complejo palaciego está la Escuela Española de Equitación. Los espectáculos de adiestramiento de los caballos lipizanos, que se desarrollan en el elegante interior de la escuela, son muy populares en Viena. La escuela se encuentra integrada dentro del complejo de edificios del Alte Burg, o antiguo palacio, en el que están también varios museos incluido el de los apartamentos de la emperatriz Isabel o la colección de los tesoros. Otro de los palacios importantes del complejo es el Palacio Albertina que alberga el museo del mismo nombre. Justo, frente al edificio del Palacio Albertina y el hotel Sacher, se alza majestuoso el edificio de la Opera Estatal, de estilo neorrenacentista y con una imponente fachada, sigue siendo el centro de la vida cultural vienesa. En sus alrededores pudimos entretenernos curioseando los escaparates de las boutiques de los diseñadores más internacionales.




Si se dispone de tiempo, y mejor aún, de coche propio, es muy recomendable realizar una escapada a los bosques de Viena y las tranquilas aldeas que bordean los viñedos. Al norte de la ciudad están dos, Kahlenberg y Grinzing. En esta última decidimos ir a pasar la tarde-noche. Son pequeños y encantadores pueblecitos, con casas de madera y ventanas adornadas con miles de flores y rodeadas de viñedos, y que viven al ritmo de las producciones vinícolas. En esta pequeña localidad de Grinzing fuimos a cenar a una de sus Heurigen. Las Heurigen son tabernas típicas (algunas datan del siglo XII),a cada cual más rústica y encantadora, donde poder tomar el vino propio elaborado en cada una de ellas, servido en jarras de medio o un litro. Todo ello acompañado de abundantes platos austriacos y sentados en rudimentarios bancos y mesas de madera en los patios traseros de las bodegas. Fue una cena encantadora que recordamos con mucho cariño, y que acabamos bajo los toldos del jardín tras el paso de la casi obligada y tardía tormenta veraniega.


Recorriendo algunas Heurigen


Edificio Secesión


Fuente y el monumento soviético de la Schwarzenbergplatz


Palacio del Belvedere


Interiores de la catedral de San Esteban


Vistas desde los frondosos jardines del Neue Burg


Plazas del complejo del Alte Burg


Debajo de todo ese azúcar glass se esconde una tarta de manzana en el hotel Sacher


La Opera Estatal de Viena. Incomprensiblemente se me pasó fotografiar la fachada principal a la luz del día. Me temo que he de regresar a Viena para subsanar dicho error. Alguna excusa tenía que buscar para volver a esta maravillosa ciudad.

2 comentarios :

Nacho como siempre una pasada tu relato, aunque esta vez me ha llegado mas, ya que en marzo del 2010 tambien yo estube en Viena y he visto y he vivido similares vivencias a las tuyas, aunque yo no me moví de la ciudad. Y lo mejor de todo que yo tambien quiero volver, quiero seguir descubriendo esa maravillosa ciudad.
Un beso
Beatriz

Me alegra que te gustara el relato Beatriz. No tenía ni idea que habías estado en Viena el año pasado. Nosotros volveremos porque Viena, para ser una capital relativamente grande, es super tranquila y muy agradable para pasear...y eso que está invadida por el turismo. Un beso para ti también y gracias por el comentario.

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