Hamburgo es una de esas ciudades que te sorprenden agradablemente. Al menos nosotros teníamos en nuestras cabezas la idea preconcebida de una ciudad industrial, fea, sucia y sin atractivos, y nada más lejos de la realidad. Porque esta ciudad hanseática ha sabido sacar partido a su gran pasado industrial y convertirlo en uno de sus mayores activos turísticos. Y para ello no ha dudado en optar por un modelo de puesta en valor de ese patrimonio industrial, de rescatarlo para su ciudadanía y para todo visitante que disponga de un mínimo de sensibilidad por la historia, aunque ésta no sea la suya propia. Además ha ido acompañando esa recuperación de la "Hafen City" -la ciudad puerto- con una ciudad amable, con numerosas plazas y calles exclusivamente peatonales, parques y un gran lago en el centro de la ciudad que sirve de esparcimiento para los hamburgueses. Hamburgo se compone de muchas zonas muy diferentes entre ellas pero que a la postre parecen armonizar perfectamente, y eso es parte de su indudable encanto.