Cantabria ofrece multitud de rutas para los aficionados a la naturaleza y al senderismo. Su gran variedad de paisajes atrae a decenas de senderistas los fines de semana que disfrutan de los bosques, de los montes, de los valles, y cómo no, de sus ríos. Un domingo de principio de otoño decidimos ir a ver el nacimiento del
río Asón. Una ruta que puede comenzarse en el pueblo de
Arredondo, antaño localidad exportadora de emigrantes que se fueron a hacer fortuna a las américas. A su regreso desde los diferentes países de
América exhibían sus fortunas y construían sus grandes mansiones montañesas. Una placa en el pueblo recuerda aquella época con una leyenda que reza: "
Arredondo....capital del mundo". Pero esto es otra historia. Nosotros habíamos llegado aquí para relajarnos en la naturaleza, y para ello decidimos comenzar un poco más adelante, en el
barrio de Asón.
Nos pertrechamos bien para la caminata y nos pusimos en marcha. Es recomendable llevar una mochila con suficiente agua, unos buenos bocatas si no se tiene reserva en algún restaurante de la zona para comer un exquisito cabrito asado, y sobre todo un calzado cómodo e impermeable de trekking. No hay nada más desagradable que mojarse los pies y caminar con ellos húmedos, y en esta ruta hay que pasar entre piedras en el mismo curso de agua del río Asón.
Este precioso valle ofrece al senderista fantásticos paisajes de montaña y sus senderos se adentran en fabulosos bosques de hayas donde aún perduran explotaciones de ganado y alguna que otra cabaña ganadera de piedra. El sendero que bordea el curso del río Asón se bifurca en dos a medio camino. A la izquierda unas piedras planas situadas estrategicamente asoman sobra la superficie y evitan mojarse los pies para poder atravesar el río. Este sendero es mucho más sencillo de recorrer que el otro que continúa a la derecha, pero sólo lo podremos atravesar cuando el cauce esté relativamente bajo. Nosotros, por desconocimiento, decidimos ir por el de la derecha y en muchos de sus tramos, sobre todo a medida que nos acercábamos a las cascadas, se complicó bastante teniendo que sortear grandes obstáculos en forma de piedras, ramas y troncos caídos que exigía ayudarse de ambas manos, pies y cola no porque no tenemos. El regreso lo hicimos por el otro sendero que no presentaba dificultad.
Y tras dos horas de una preciosa caminata en la que atravesamos amplias praderías, nos internábamos en bosques y sorteábamos desniveles entre piedras y troncos, al fin alcanzamos la meta, la estrella del
Parque Natural de los Collados del Asón......
la cascada del Asón que da lugar al nacimiento del río del mismo nombre. Al ser principios de otoño su caudal no estaba en máximos ni mucho menos, pero aún así es una visión maravillosa. En primavera por el contrario la cascada aumenta considerablemente su tamaño debido a las lluvias y al deshielo.
Frente a la enorme pared de roca caliza desde la que se precipitan las aguas de la cascada del
río Asón unas fincas de verdes pastos alimentan a varias ganaderías de yeguas. En los últimos lustros, en
Cantabria, han aumentado las cabezas de ganado equino como complemento a los tradicionales establos de ganado vacuno, ya no tan rentables como antaño. En este término municipal de
Soba, junto al ganado doméstico hay que añadir la fauna salvaje que, a poco que se preste atención uno puede contemplar. Águilas, buitres leonados y variedad de aves de menor tamaño en sus bosques de encinas y hayas, e incluso la posibilidad de avistar truchas si se pone suficiente atención. Estas características hace que este parque forme un ecosistema muy rico.
En resumen, el
Parque Natural de los Collados del Asón es un lugar formidable para pasar toda una jornada en contacto con la naturaleza. Comenzando desde el pequeño asentamiento de
Asón donde se alzan unas bonitas casas montañesas se puede disfrutar de una ruta escénica que cura cualquier estrés o ansiedad acumulada a lo largo de la semana.