Europa

Patrimonio y diversidad sin igual

América

Un continente, dos mundos opuestos

Asia

El exotismo oriental.

Oceanía

Los lejanos mares del sur

Africa

Tierras de contrastes

Mostrando entradas con la etiqueta Turquía. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Turquía. Mostrar todas las entradas

sábado, 3 de julio de 2010

Celebrity Solstice. Estambul.

Estambul


Este día llegábamos a Estambul y teníamos unas ganas enormes. A pesar de haber estado hace un año en ella durante cuatro días, queríamos ver cosas que se nos habían escapado la vez anterior y regresar a otras que sí habíamos visto, y que nunca te cansas de volver a contemplarlas.




Las ventajas obvias de haber estado en una ciudad antes, es que te mueves casi como en tu casa. Lo que no sabía yo es que además tenía que hacer de guía improvisado de como llegar a los sitios, que medio de transportes tomar, en que parada apearse y que es lo que no te puedes perder en Estambul en la estancia en puerto del Solstice. Y lo digo porque cuando desembarcamos nos encaminamos a la salida del puerto y como siempre de bote en bote de taxistas buscando clientela, entre ellos vociferando con un grupo de norteamericanos, y quizás debe de ser por la contundente negativa nuestra de no requerir sus servicios, y la decisión en el caminar nuestro hacia fuera de las instalaciones portuarias, alguno de esos americanos se fijaron en nosotros y decidieron seguirnos (como pensando :"estos tíos parece que saben lo que hacen"). Ya en el banco al que habíamos entrado para cambiar a liras surgió alguna pregunta por parte de ellos, con la sorpresa de que mi inglés es bastante básico, pero suficiente para entendernos un poco. Del banco hacia la parada de tram y dentro del mismo tranvía les indiqué en que parada debían apearse, que debían visitar y no perderse en el largo día que les aguardaba. Parece que alguna duda del monumental despiste que tenían quedó disipada. No entendemos cómo se puede llegar a una ciudad como Estambul y no tener claro que visitar salvo Santa Sofía y La Mezquita Azul. Increíble.

Por nuestra parte la primera labor que teníamos era localizar el centro cultural para reservar por la tarde nuestra entradas para ver a los Derviches. Y acudimos allí porque no sólo queríamos verles a ellos, sino que lo que queríamos era ver el ritual completo, incluido el concierto de música sufí. Lamentablemente estaba prohibido fotografiar y filmar. Después dimos un repaso por esas maravillas que posee esta mágica ciudad.


           El puente que comunica el continente Europeo con el asiático


Santa Sofía


                                                           Interior de la Mezquita Azul


                                        Típicas casa de madera en el barrio de Sultanahmet

                                                      Exteriores de la Mezquita Azul


Después de dejar atado el tema de las entradas (el aforo es muy limitado), este primer día en Estambul lo dedicamos a visitar algunos de sus inmensos monumentos. Y, aunque muchos de ellos ya los conocíamos, la verdad que no te cansas de contemplarlos. Lo primera cita que tocaba era la Mezquita Azul. Desde luego que es una maravilla, pero esta segunda vez nos ha vuelto a dejar de nuevo con la boca abierta, lo que nos puede gustar. En Santa Sofía decidimos no entrar debido a las grandes colas para acceder al interior, y como habíamos estado hace un año, el mal no era tan grave. Lo que si que hicimos fue darnos una ruta por la parte baja de Sultanajmet donde hay una arquitectura de casas de madera maravillosas, unos hoteles súper encantadores, otro zoco cómo no y sobre todo muy baja densidad de turistas, lo cuál se agradece en una ciudad como Estambul. Ya empezaba el cansancio en nuestras piernas, en un precioso día soleado, y pusimos rumbo al Gran Bazar para callejear un poco y tomarnos un cafetito que buena falta nos hacía. Queríamos comprar unos grabados que ya habíamos visto en nuestra estancia anterior y no adquirimos, pero desgraciadamente no fuimos capaces de dar con los que nos gustaban. De todas formas siempre es agradable hacer una visita a esta Meca del comercio, y por regla general, poco recomendable hacer las compras ya que los precios suelen estar más elevados que en otras partes. Por cierto que la prohibición de fumar en establecimientos públicos vigente desde este julio pasado la llevan a rajatabla, así que olvidarse de fumar en bares, restaurantes y hasta incluso en teterías. El que quiera fumarse una “cachimba” hala, a la p..a calle.


                                                                Santa Sofía


Los sufíes buscan la unión mística con Dios a través de diversos medios. Los derviches son los seguidores de Jalaluddin Rumi, un poeta y místico del siglo XIII actualmente llamado Mevlana quien desarrolló un ritual de cantos, oraciones y giros sobre la música sagrada que produce un estado de trance que se dice se percibe como una comunión con Dios por parte de los discípulos bien entrenados. La orden de Mevlana es musulmana pero está abierta a cualquiera que busque la unión mística con Dios como lo expresa este verso de Rumi (Mevlana Celalettin Rumi):


Quien quiera que usted sea , venga
Incluso si usted es
Un infiel, un pagano o un adorador del fuego, venga
Nuestra hermandad no es de desesperanza
Incluso si usted ha roto sus votos de arrepentimiento cientos de veces, venga.


Los derviches tuvieron una profunda influencia en la vida política, social y económica durante el Imperio Otomano pues varios sultanes fueron sufíes de la Orden de Mevlana. Su importancia ha disminuido actualmente en la Turquía actual pero aún sobreviven como "asociaciones culturales”.

                                                               La asociación cultural


Después de los cantos y las oraciones, los derviches circularon, cada uno inclinándose hacia los viejos maestros y entre ellos varias veces para reconocer las respectivas almas. Entonces, los cinco derviches se quitaron los trajes negros que simbolizan los limitados aspectos materiales de sus seres. El semazenbashi, también llamado seyh o jeque se acercó para vigilar mientras que cada derviche a su turno saludaba a los mayores. Cada derviche recibió la bendición de los mayores bajo la mirada atenta del jeque y se movían girando en sentido contrario a las manecillas del reloj sobre su pie izquierdo.Al principio con las manos apretadas y pronto con los brazos extendidos con la mano derecha mirando hacia el cielo para recibir la benevolencia de Dios y la mano izquierda mirando a la tierra para distribuirla a toda la humanidad.


Nosotros, la verdad, que salimos encantados y maravillados, y con una serenidad como si verdaderamente hubiéramos asistido a algo divino o superior. Y para intentar explicar lo que habíamos presenciado, busqué en la red alguna explicación y os trascribo lo que encontré:

Una explicación hipotética del trance de los derviches es la siguiente. Sus giros provocan que la parte del cerebro responsable de la conciencia espacial (lóbulos parietales) tenga dificultad para reconciliar la información que recibe desde los cinco sentidos con la proporcionada por los conductos semicirculares del oído interno. Esto traería vértigos que causarían que cualquiera parara de girar o perdiera el equilibrio y se cayera pero el intenso entrenamiento de los derviches les permite continuar hasta que la persistencia de señales contradictorias sobrecarga el centro de asociación espacial al punto de causar que se desconecte.

Esta parte del cerebro, los lóbulos parietales superiores, nos dan la conciencia de la extensión espacial de nuestro cuerpo. Nos dice donde terminamos y donde empieza nuestro entorno. Una lesión en esta área paraliza nuestra habilidad de maniobrar en el espacio físico y no seríamos capaces de calcular las distancias y ángulos necesitados para ordenar a nuestros movimientos levantarnos de nuestra cama a una silla al otro lado del cuarto.

Cuando la intensa sobrestimulación de los giros causa la momentánea desactivación de su centro espacial, el derviche pierde la conciencia de donde termina su cuerpo y donde empieza el universo exterior. Gracias a su entrenamiento otras partes del cerebro mantienen sus movimientos rituales mientras que él tiene la impresión de ser liberado de las limitaciones de su cuerpo físico y ego individual.


Perder la conciencia de los límites de su cuerpo físico se traduce en una sensación de unidad con el universo girando alrededor de él y hace falta muy poca incitación para causar que este sentimiento exaltado sea interpretado por sus lóbulos temporales como una comunión de su ser con Dios.

Observé las caras de los bailarines mientras giraban delante de mí. Algunos de ellos en efecto se veían parte del tiempo como si estuvieran fuera de este mundo.


Después de un reparador desayuno, desembarcamos del Solstice para tomar el tranvía. El objetivo el barrio de Gálata y su archifamosa torre. Después de ascender innumerables escaleras y cuestas se abrió ante nosotros y entre edificios la Torre de Gálata. La verdad que íbamos dispuestos a subir a ella para disfrutar de las fabulosas vistas que ofrece, pero como todavía faltaban dos horas para la llamada a la oración, y queríamos subir en ese preciso instante, decidimos no subir. Nos consolamos pensando que para vistas ya las teníamos desde la cubierta quince del Solstice. Nos dedicamos a dar un buen paseo por este barrio, quizás uno de los que tienen más tipismo.


Una vez que iniciamos de nuevo la bajada hacia el Puente de Gálata y llegamos a él, nos hicimos la misma pregunta que hace un año : ¿ Cómo es posible que todavía queden peces... ?







Y de esa manera llegamos al bazar de las especias. Un sitio cuya visita no se puede obviar. Nosotros queríamos volver a disfrutar de los colores, los aromas, la simpatía y amabilidad de los turcos. Y que decir de los puestos del mercado. ¡Cómo tienen expuesto el pescado! Visita obligada.











 
Un inciso. Para los que tengan curiosidad por conocer el significado, o mejor dicho, la traducción de las frases de los imanes cuando llaman a la oración a la vez desde todas las mezquitas, es el siguiente :


Allah es el Más Grande, Allah es el Más grande;
Allah es el Más Grande, Allah es el Más grande.


Atestiguo que no hay más deidad que Allah;
Atestiguo que no hay más deidad que Allah.


Atestiguo que Muhammad es el mensajero de Allah;
Atestiguo que Muhammad es el mensajero de Allah.


¡Venid a la oración!¡Venid a la oración!
¡Venid a la salvación!¡Venid a la salvación!


¡Allah es el Más grande!¡Allah es el Más Grande!


No hay más deidad que Allah.


Justo nada más atravesar el Puente de Gálata, y junto al mercado de las especias, encontrareis la Mezquita de la Madre del Sultán. Suele pasar desapercibida su visita interior, pero os la recomiendo. Casi, casi tan espectacular en la ornamentación de los azulejos que la Mezquita Azul.




                                                           Y esta del exterior de la misma.


No teníamos pensado ascender a la colina donde está otra de las maravillas de Estambul. Pero preguntando a un comerciante si la Mezquita de Solimán El Magnífico estaba ya abierta al público después de la restauración a la que estaba siendo sometida, el cabrito nos dijo que si. Menuda trola que nos coló porque todavía está cerrada al público. Al menos nos dio la oportunidad de pasear por calles donde compran los turcos y no hay ni un sólo turista. Curiosamente no había tiendas de copias de bolsos y demás objetos de diseñadores. Eso si, te podrías traer para España todo un ajuar completo. Una experiencia de lo más bonita. Ahí es donde ves el verdadero pulso de una ciudad.






                                                                     Mezquita de Solimán

 Y llegaba el momento de la despedida de Estambul. Con pena no nos quedaba otro remedio que embarcar en el Solstice.


                                                 El Solstice preparándose para partir

                                                     Emotiva despedida de los remolcadores



               Y mientras en la ciudad se preparaba un tormentón de órdago para llorar nuestra partida.



                                                    Hasta la vista Estambul .
Leer más...

Celebrity Solstice. Kusadasi.

Voy a cambiar un poco y voy a subir nuevas fotos del Celebrity Solstice. Alguna es muy suculenta, y de paso sigo comentando cositas del barco.


Como había comentado, sin ningún lugar a duda, la comida es el punto fuerte de este crucero en el Solstice. Ya había hablado de las excelencias culinarias de los distintos restaurantes, ya fueran con cargo o en el principal Grand Epernay. Pero merece un capítulo aparte los postres. Estos han sido una maravilla en todas las cenas y comidas. Y os lo dice una persona que no es demasiado amante de postres o dulces, en ese aspecto no soy nada goloso. Pero la verdad es que la repostería en este barco es una auténtica tentación. Concretamente os hablaré de una maravilla de pasteles y tartas que puedes pedir sin cargo en el café Al Bacio (el café si que tiene cargo). Allí probé una tarta de trufa y moka tremenda, esa es la palabra adecuada. Hacía mucho, pero que mucho tiempo, que no probábamos algo parecido. Su sabor lo compararía, si es que eso es posible, parecido a lo que en Santander se llaman "nuris" ( y que por otra parte es de lo poco que realmente me gusta de dulces junto con la tarta "selva negra" ). Ya había comentado que para los cafeteros el café Al Bacio es el único refugio que existe en el Solstice, pero es que además es un lugar increiblemente tranquilo y agradable. Muy recomendable acudir a él. Nosotros lo hicimos varias veces.


                                  Este es uno de los rincones de la discoteca Quasar


                                                  El restaurante asiático Silk Harvest

El Sky Observation lounge desde nuestro rincón justo antes del cierre. A la 1 de la madrugada se encendían las luces y la música se apagaba. Tengo que decir que todos los días, menos en una ocasión, lo cerrábamos nosotros. Los camareros ya nos conocían.

De camino al camarote, un paseo por las cubiertas por la noche, una vez nos habían cerrado el chiringuito. Y yo entreteniéndome en cualquier cosa.



Hablando del barco en si, uno de los pocos fallos de diseño que le puedo poner es sin duda lo que tradicionalmente se llamaba en los trasatlánticos y barcos de crucero la cubierta promenade ( y que en el Solstice no coincide el nombre, ya que el mismo se le asignan a la cubierta inferior ). Verdaderamente la han devaluado de tal forma que si nosotros hemos estado en ella, solamente es por que estaba permitido fumar. Sin duda la promenade es una de las zonas preferidas por nosotros en un barco de crucero y en la que más nos gusta pasear, pero en el Solstice no apetece nada de nada. Han plantado todos los botes salvavidas casi a lo largo de toda su eslora convirtiéndola en una de las zonas más desafortunadas de todo el barco. Al menos es nuestra opinión. Y sí... ya se que el motivo es que han sacado, por lo que pudimos ver, toda otra fila de camarotes con balcón en el lugar que tradicionalmente van los botes, pero de todas formas no cambia el hecho de haber convertido esa cubierta en algo residual.

                        

       Decidme si por esta cubierta apetece pasear



Kusadasi


Esta escala en Kusadasi nos había creado muchas dudas en cuanto a que hacer. Por la duración de la misma, que era de más de doce horas, y porque estuvimos el año pasado en Efeso y no teníamos intención de volver a visitarla. Habíamos planteado la opción de alquilar un coche y recorrer parte de la maravillosa costa turca del Egeo hasta Bodrum. O bien contratar un tour privado para conocer Pamukkale, aunque esta última la descartamos por la distancia que hay y la paliza que nos daríamos para llegar hasta allí. Interesándonos por lo que nos encontraríamos en Kusadasi, vimos que había opiniones para todos los gustos, pero de todas formas nuestra decisión final fue la de permanecer allí y tomarnos la escala de una forma relajada. Y sinceramente creo que no nos equivocamos, porque nos pareció un pueblecito muy cuidado y con un montón de tiendas, terrazas y restaurantes.


Lo primero que hicimos al desembarcar por la mañana fue ir al centro donde están concentradas la mayoría de las tiendas. Craso error, ya que al estar la mayoría del pasaje en las distintas excursiones a primera hora de la mañana, éramos el centro de atención de todos los comerciantes, haciéndose imposible el dar dos pasos seguidos sin que nos pararan ofreciéndonos las excelencias de sus productos. Visto lo visto, decidimos que lo mejor que podíamos hacer era volver e ir a visitar el castillo en la Isla de Güvercin (de los pájaros) junto a la bocana del puerto. La entrada es libre y desde ahí se pueden disfrutar de unas bonitas vistas. La cala que da al sur de esta fortaleza nos recordó mucho a la que también da al sur desde el antiguo fuerte veneciano de la Isla de Corfú.




De esa forma después de la visita y tomar algo relajadamente, subimos de nuevo a bordo para comer algo en el bufet y reponer fuerzas para desembarcar nuevamente e iniciar el ataque a las tiendas. Ya por la tarde con el resto de los pasajeros del Solstice más los del Aquamarine de Louis Cruises que también se encontraba atracado en puerto, la atención de los comerciantes se repartiría entre esa cantidad ingente de compradores potenciales.




Lo primero que nos dimos cuenta es que Kusadasi es la Meca de las falsificaciones, como ya habíamos leído por ahí. Es realmente increíble. Me habían hablado de las buenas copias que existían en relojes, y aunque en un principio lo que yo vi eran vulgares falsificaciones con correas de aluminio, en vez de acero, logotipos casi hechos con pincel y cristales poco menos que de plástico en vez de cristal de zafiro (de 10 a 15 euros cada uno), sólo en dos sitios encontré unas copias que verdaderamente eran casi imposibles de reconocerlas como tales. Eso si, el precio poco tenía que ver con una falsificación (difícilmente lo bajaban de 300 euros). Según ellos eran falsificaciones hechas en Nápoles y con maquinaria automática suiza. Por ese precio, como comprenderéis, no hubo acuerdo. Otra de las cosas que nos dejo anonadados nos sucedió en una de las tiendas de falsificaciones de bolsos. Mi mujer estaba echando una ojeada y el comerciante la preguntó si veía algo que la gustase. Al indicarle que no veía nada de su gusto, éste nos invitó a subir a la planta de arriba y nuestra sorpresa fue enorme. Al acceder al último escalón nos encontramos con una exposición más grande que la propia tienda de París de Louis Vuitton , con sus fundas y cajas como las originales. En un lugar preferente frente a las escaleras el famoso bolsito de Hermés, ese para el que hay plazo de entrega de dos años. En el centro una mesa con unas sillas en la que lo único que se echaba de menos era una botella de champagne. Algo increíble, de verdad.


Al final, como tampoco somos muy amigos de las copias con lo único que nos fuimos de Kusadasi fue con algo verdaderamente auténtico y original. Compramos un bolso kilim, es decir hecho y tejido como se fabrican las alfombras y con cuero. Cuando salíamos de la tienda, un grupo de norteamericanos cuando vieron el bolso nos preguntaron si habíamos hecho un buen negocio. Yo les contesté que el negocio seguro que lo había hecho el comerciante.
                 



Y de esa forma, y después de tomarnos un buen café turco en una de las terrazas que hay, subimos a bordo del Solstice para prepararnos para ir a cenar y descansar un poco tanto físicamente como mentalmente después de tanto regateo y conversaciones sobre todo tipo de mercancías, y de fútbol también, mucho fútbol, y eso que a mi no me gusta nada.


Una vez acabamos la cena, acudimos al Sky Observation donde se iba a ofrecer un espectáculo de danza del vientre realizado por una artista local. La verdad que ha sido la única vez que el lounge estaba de bote en bote, no cabía ni un alfiler. Además lo hicieron coincidir con la noche del mojito bacardi. El espectáculo transcurrió como se esperaba, entretenido y ameno, y también como no esperaba yo, ya que en un momento dado, la bailarina se decidió a sacar a algunos hombres del público para que demostraran sus sobradas aptitudes para dicho baile. Y desafortunadamente, entre ese grupito de hombres me encontraba yo, que a pesar de mis esfuerzos por escaquearme de la situación mirando detrás mío ( dando a entender que señalaba al que estaba junto a mi ) y de hacerme el remolón, de poco o de nada me sirvieron esas tácticas para evitar salir al escenario ya que vino a buscarme. La idea que tenía en la cabeza era reírme y pasar un buen rato viendo las “grandes dotes” que tienen la mayoría para este tipo de baile y no que fuera yo el objeto del divertimento para todos los que estaban en el Sky Observation. Pero bueno, ya que estaba en el escenario, y con la cara toda roja de vergüenza, tocaba hacer un baile perfecto y coordinado, es decir que tocaba hacer el ridículo. Mira que es difícil eso de mover la cadera y todos esos giros y retorcimientos de la danza del vientre. Como consuelo me quedaba que había otros que todavía lo hacían peor si cabe, y que la americana que estaba al lado de mi mujer me dijo con cara divertida: " great job".


                                                                    La artista local




                   Y aquí el grupo con sobradas dotes para la danza, entre los que me incluyo




Y ya, a las doce de la noche puntual, zarpaba el Solstice rumbo a Atenas. Nos esperaba un día y medio de navegación para completar las 200 millas marinas que nos separaba de la capital griega. Es decir que íbamos a navegar a cinco o seis nudos (casi parados). En el catálogo publicado por Celebrity, la ruta incluía a Rodas el día siguiente a Kusadasi. Pero no se por qué motivo en primavera suprimieron esta escala y metieron un día de navegación. Una teoría que tengo es que quizás quisieran ahorrarse costes suprimiendo las tasas de puerto de Rodas y ahorrarse también combustible navegando a 4 o 5 nudos durante más de día y medio. Aunque es sólo eso, una teoría.

Leer más...

jueves, 4 de marzo de 2010

Norwegian Jade. Izmir, Efeso y Estambul

Izmir ( Efeso)


En la escala de Izmir, nosotros optamos por coger la excursión del barco en inglés que nos llevaba a Efeso, y como no tenemos demasiados conocimientos de inglés andábamos a nuestras anchas sin tener que prestar atención al guía.


Al ser primeros de noviembre nos libramos de los ríos de gente que deambulan en temporada alta. Es decir que utilizamos la excursión como un servicio de traslado con la entrada a Efeso incluida. La que había en español te llevaba también a la casa de la Virgen María, y a parte de que costaba más del doble, no nos interesaba demasiado.También se puede tomar un taxi desde el puerto hasta Efeso. Tienen los precios publicados en un tablón y para cuatro personas merece la pena, ya que creo recordar que costaba unos 80 euros ida y vuelta.




Cuando regresamos al puerto tomamos un taxi hasta el bazar de Izmir y el centro de la ciudad. Costaba 10 euros. El centro de Izmir es una ciudad totalmente occidentalizada, con lo que la priva del exotismo de una ciudad árabe. Después de esta visita regresamos de nuevo a Jade en taxi (otros 10 euros), y después de reponer fuerzas con una ligera merienda, nos preparamos para la partida de Izmir o Esmirna.




Estambul


Estambul, que en nuestro caso fue la última escala de nuestro crucero, es una de las ciudades que mejor recuerdo me ha dejado. A pesar de permanecer dos días el Jade en ella, nosotros prolongamos la estancia en la ciudad para tener más tiempo para conocerla. Ha sido, y hoy en día sigue siendo, una puerta entre Asia y Europa. Es una ciudad que conserva un halo de misterio que le confiere un carácter muy especial, y situada en un emplazamiento único a caballo entre dos continentes.



Es curioso como existe un cierto recelo e inseguridad por parte de conocidos y amistades nuestras a visitar esta maravillosa ciudad por libre. Y puedo asegurar que son totalmente infundados. En pocos lugares nos han tratado con tanta educación y amabilidad. Por lo tanto, es una escala que se puede hacer perfectamente por tu cuenta. La forma más eficiente y barata de moverse es en tranvía. En taxi puedes llegar a desesperarte con los monumentales atascos que hay en la ciudad. Una vez que cambies a liras turcas, en todas las paradas hay una taquilla donde comprarás las fichas para el tranvía. Utilizarás la misma línea que te lleva desde el Gran Bazar hasta el funicular que asciende hasta Taksin (tener en cuenta que las fichas del funicular son distintas a las del tranvía).


El primer día nos dedicamos a conocer Sultanahmet en el llamado Cuerno de Oro, donde visitamos la Mezquita Azul y Santa Sofía.  La Mezquita Azul, o Mezquita del Sultán Ahmet, fué terminada en el año 1616 sobre los cimientos del antiguo palacio imperial de Bizancio. La única mezquita rodeada de seis minaretes posee una impresionante decoración interior a base de azulejos en color blanco, verde y azul formando unos elegantes dibujos.





Santa Sofía (Aya Sofia) fué construída por el emperador Constantino en el año 326 dc, aunque más tarde fué reconstruida por Justiniano tras sufrir varios percances. Posee una de las cúpulas más grandes del mundo, con una altura de 67 metros y un diámetro de 33 metros. Inicialmente construída como iglesia, pasó más tarde a convertirse en mezquita tras la conquista de la ciudad por parte de los turcos en el año 1453. Hoy en día es un museo en donde los mosaicos de La Virgen y otras imágenes, cubiertos durante el periodo en que esta edificación fue una mezquita, han vuelto a la luz.


Son dos visitas imprescindibles (particularmente nos gustó más la Mezquita Azul y Santa Sofía la visitamos por dentro al día siguiente).


Casi pegado a Santa Sofía tienes las cisternas, dedicadas a almacenar el agua potable y donde se encuentran las famosas cabezas de medusa. Después continuamos callejeando por Sultanahmet y fuimos descendiendo hasta el puerto de los ferries, en donde podrás contemplar el devenir de la vida diaria de los habitantes de Estambul, los puestos callejeros de pescado ,la mezquita de la madre del sultán y las decenas de pescadores en el Puente de Gálata. Se nos echaba la hora de cenar encima ,así que nos encaminamos al barco para cenar y descansar de una dura jornada.



El segundo día en Estambul se planteaba con cierta tristeza, ya que era el día del desembarque del jade. Una vez desembarcados, nos encaminamos hacia nuestro hotel para poder dejar las maletas y continuar con la visita a esta gran ciudad. Aprovechando que nos hospedábamos en el Barceló Saray, situado frente al gran bazar, fue éste el objetivo de nuestra primera visita del día. Impresionante y de gran belleza, y con cerca de siete mil tiendas, puedes llegar a perderte en él literalmente. Aunque de carácter turístico creo que su visita es imprescindible. Los vendedores Turcos tienen un carácter comercial muy diferente a los “plomos” de los Egipcios o Magrebies. De hecho, como ellos mismos dicen, son Otomanos no tienen nada que ver salvo que son musulmanes. Entramos dentro de Santa Sofía, que había quedado pendiente del día anterior. También visitamos la mezquita de Solimán el Magnífico, si bien ésta se encuentra en restauración y no era posible su visita al interior, salvo una pequeña sala de oración en donde pudimos contemplar en fotografías la grandiosidad de la misma.


Después de comer los obligados kebabs, tomamos dirección hacia el bazar de las especies, lleno de coloridos y aromas de toda clase, en donde pudimos probar y comprar las típicas delicias turcas, y charlar animadamente con algunos de los vendedores de especias que nos mostraban sus productos y esas maravillosas hebras de azafrán, pimientas de toda clase, comino, clavo, etc…, y otras que ni siquiera había oído hablar de ellas. Muy bonito también el mercado del pescado por su presentación, en los exteriores del bazar.


Avanzada la tarde, tomamos de nuevo el tranvía y después el funicular que nos dejaría en plena plaza de Taksin, parte moderna de Estambul con la calle comercial más grande de la misma, con cadenas de tiendas multinacionales y una gran cantidad de restaurantes y auténticas mareas de gente. Sin mayor interés, al menos para nosotros, terminamos cenando allí.


Los otros dos días los dedicamos, primero a visitar el Palacio de Topkapi, enorme en tamaño y cuya visita pausada lleva varias horas. Rodeado de mitos y leyendas, y de misterios ocultos en torno al interior del harén por su carácter secreto y morboso, que deja volar la imaginación asemejándolo a un paraiso terrenal. Posee multitud de salas en las que, a lo largo del tiempo, se han ido acumulando riquezas procedentes de conquistas y botines.



           


  El Norwegian Jade atracado en los muelles de Estambul


Visitamos también el barrio de Gálata, callejeamos sin rumbo fijo, y descansamos nuestras maltrechas piernas después de tantos días de viaje en algún que otro café, fumándonos esas maravillosa pipas de agua con sabor a manzana verde que tienen. El paseo en barco por El Bósforo y otras muchas cosas nos las reservamos para la próxima visita a Estambul. Tampoco es cuestión de verlo todo, que si no se nos acaban las excusas para regresar de nuevo.
Leer más...