Diecinueve horas después de despegar del aeropuerto de Barajas, aterrizábamos en esta ciudad-estado situada al sur de la península de Malaca, y considerada como uno de los territorios más meridionales de Asia continental. El paso por inmigración llevó casi una hora, con lo que nada más salir ya estaba el equipaje esperándonos y pudimos ir a tomar un taxi que nos llevará al hotel. Durante el viaje en el taxi ya habíamos sacado dos conclusiones de Singapur; la primera es que íbamos a pasar bastante calor, pero me refiero a esos calores pegajosos que en realidad no nos abandonaría hasta casi el final de nuestro viaje. La segunda es lo extremadamente cuidada que luce esta ciudad de Asia, en la que sorprende que hasta las vallas o quitamiedos que están a lo largo de la autopista se encuentren ocultos tras una cortina de plantas y coloridas flores.
En poco más de media hora de trayecto desde el aeropuerto de Changi, nuestro taxi llegó al hotel Pan Pacific Singapore, el estupendo hotel donde nos alojamos en la zona de Marina Bay, y donde nos dispensaron un trato excepcional, y donde nos dieron una gran sorpresa con la amplia habitación que disponía de unas vistas privilegiadas al Marina Bay Sand y al precioso skyline de Singapur. Una reparadora ducha, y ya estábamos preparados para explorar la ciudad y verlo todo. Una curiosidad de esta zona de Singapur es que puedes salir del hotel hacia pasarelas elevadas que cruzan las calles, o salir directamente a centros comerciales que comunican el Pan Pacific con el Mandarín Oriental y con la zona de la Esplanade y la Marina Bay a cinco minutos.
Al día siguiente, después de desayunar, nos fuimos a visitar la excepcional arquitectura del hotel Marina Bay Sand, convertido en icono de la ciudad de Singapur,y del complejo adyacente compuesto por un espectacular centro comercial con las tiendas y diseñadores más exclusivos, en el que destaca el bonito edificio de Louis Vuitton que se alza como una isla en la bahía, y el museo de Arte y Ciencia, una edificación en forma de flor de loto. Llegamos a través del moderno puente peatonal, llamado The Helix Bridge, que completa el moderno y futurista entorno de esta parte de Singapur. Aquí hay que detenerse un buen rato ya que ofrece de nuevo preciosas vistas de los rascacielos, el teatro de la Esplanade, la zona de los lujosos hoteles donde se levantan el Swissotel, el Mandarín Oriental, el Pan Pacific Singapore, el Rittz Carlton...y el propio complejo del Bay Sand. Cuando estuvimos justo a los pies de las tres torres del hotel, no pudimos más que alucinar, una construcción aún más absolutamente espectacular, quizás de lo mejor que hayamos podido contemplar con nuestros propios ojos, y cuyo interior tampoco defrauda. Varios restaurantes, música clásica en directo, tiendas, y un movimiento constante de cientos o miles de personas, le hacen bonito de visitar y extremadamente incómodo alojarse en cualquiera de sus más de 2.500 habitaciones. A pesar de haber disfrutado el día anterior de la vistas de pájaro en la terraza del Onerafflesplace, no nos pudimos reprimir y subimos al mirador de la torre tres del Marina Bay Sand, donde a parte de contemplar las vistas desde otro punto distinto, pudimos ver la espectacular piscina desbordante, de uso exclusivo para los huéspedes el hotel.
Las distancias dentro del centro de Singapur no son muy grandes, y permiten agradables paseos, pero los taxis son tan baratos que muchas veces compensa tomarlos en cortas distancias. Nuestra siguiente parada fue el barrio chino, donde pudimos disfrutar de bonitos edificios coloniales, mezclados con el exotismo de espectaculares templos y horrorosas torres de apartamentos donde supongo se hacine la abundante población china. En este barrio hay un gran ambiente en las calles, donde las tiendas de recuerdos, ropa, artesanía y comida se reparten equitativamente. Gran éxito deben de tener las camisetas que lucen las prohibiciones más conocidas en esta ciudad, ya que están presentes en todas las tiendas, y que no deja de ser una gran curiosidad. Por otra parte dichas prohibiciones en mi opinión, no dejan de ser más que la buena educación hecha ley porque por lo visto ésta no debía abundar, aunque también quede mezclada con ellas una excesiva criminalización del chicle. Sancionar el orinar en la calle, o escupir al suelo, o comer en los transportes públicos, o arrojar desperdicios o comida en la calle, parecen actos de convivencia y sentido común. En el camino de vuelta por el North Bridge Road pudimos ver las edificaciones de la época colonial, como la Catedral de Sant Andrew, el Ayuntamiento de Singapur, el edificio del capitolio, en claro contraste con los rascacielos que se levantan cerca e ellos.
El Río de Singapur
La arquitectura del teatro ópera de la Esplanade levantó muchas polémicas por su original cubierta de aluminio
El espectáculo de luz y sonido del Bay Sand que pudimos disfrutar desde las alturas de la terraza del One Raffles Place. Impresionan las luces de los mercantes fondeados que se pierden en la lejanía del horizonte.
Otra vista de la zona de Marina Bay con la noria al fondo
Por la noche Singapur luce más espectacular si cabe. Rascacielos conviviendo con las pequeñas edificaciones en el entorno del río de Singapur.
Fantásticos platos de la cocina de Singapur...
.....que los pudimos disfrutar en un entorno incomparable frente a Marina Bay.
Estos son los interiores del centro comercial Bay Sand
...y estos los enormes, espectaculares y luminosos del hotel Marina Bay Sand
La isla de Louis Vuitton surge de las aguas de la bahía. Por la noche luce fantástica entera iluminada
Diversos templos...
......pueblan los barrios chinos e hindúes
6 comentarios :
Gracias Nacho por las bonitas fotos de Singapur, sobre todo las nocturnas. Me ha encantado ver con vuestros ojos el espectacular "barco de las alturas" desde arriba.
Dos cositas: una, que esa camiseta de prohibiciones se vino para casa; la segunda es que la criminalización del chicle tiene una razón, y es que la gente los plantaba donde les daba la gana, y no solo como en España que tenemos unas calles que dan asquito, también lo pegaban en las puertas del transporte, del metro principalmente, y éste en muchas ocasiones no podía cerrarlas, así que ¡fuera chicles!, además hay prohibición de importarlo y todo.
Es que decir que Singapur de noche es bonita es quedarse corto, y desde lo alto del OneRafflesPlace ya es alucinante. Creo recordar que costaba 15 euros por persona con copa incluida, pero merece la pena de lejos. Es como Hong Kong, mejora mucho de noche.
En el tema de los chicles, y siendo de esa manera, no me extraña lo de la persecución. Cuando no se ha aprendido educación y el sentido común es inexistente, no queda más remedio que regular y/o prohibir
Estupendo relato, me apunto la escala para cuando dé la vuelta al mundo.
¿Lo vendemos todo y nos vamos a recorrer el mundo Enrique? Imagino que no pueda haber nada más enriquecedor para el espíritu. A ver si algún día lo podemos cumplir
Singapur oh Singapur, me encanta.
Los paseos nocturnos por Clarke Quay y River side, tomando un par de Margarita Frozzen en cualquiera de las terrazas, es....impagable.
Muy buen artículo y fotos.....excelentes.
Saludos
Es que lo que dices son palabras mayores: ..Margarita...Singapur...noche....terraza....buena temperatura.....Ay, que me vuelvo ahora mismo. Gracias por tus palabras Gildo
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