sábado, 8 de diciembre de 2012

Saint Cirq Lapopie; el pueblo favorito de los franceses..... y un fabuloso crucero por el Río Lot


Este precioso día soleado le dedicamos a conocer parte del curso del Río Lot, y las gargantas y cañones que lo acompañan en su tranquilo y pausado recorrido, con algunos de los pueblo más bonitos de Francia encaramados en lo alto de los risco que se asoman al río. Y la primera visita del día la dedicamos a la localidad de Saint Cirq Lapopie, en pleno Parque Natural de Causses du Quercy y votado como pueblo favorito  por los franceses, y desde luego que atractivos no le faltan para haber sido merecedor de tal galardón. Ya la carretera de acceso a la localidad, estrecha y llena de curvas y muchas veces colgadas del precipicio, ofrece unas vistas espectaculares del valle hasta el mismo pueblo. En este caso, y debido a la peculiar orografía del terreno donde se asienta Saint Cirq Lapopie y a sus estrechas callejuelas, hay un aparcamiento habilitado a la entrada del pueblo que ya de por si ofrece una panorámica inolvidable y una imagen de auténtica postal. 





El ayuntamiento, donde también está el punto de información turística, es una preciosidad de edificio, al igual que el resto de casas de este encantador pueblo con poco más de dos centenares de habitantes fijos.

Tiene todo el encanto de un pueblo medieval intacto, con sus fachadas góticas y los entramados de madera. Las casas casi parecen apoyarse unas en otras para resistir el paso de los siglos desafiando, en algunos casos,  las leyes de la gravedad. La uniformidad de los colores de sus tejados contribuyen a hacer del pueblo de Saint Cirq Lapopie un conjunto uniforme al borde del acantilado.


A pesar del gran número de visitantes que recibe Saint Cirq Lapopie, viajar fuera de temporada alta, en la primera quincena de octubre,  nos permitió pasear por muchas de estas antiguas calles empedradas sin más compañía que el sonido de nuestros pasos sobre la piedra. En ellas es posible ver como trabajan artesanos y curiosear los escaparates de productos originales y  hechos a mano, algo que cada vez es más difícil de ver.








Este engañoso letrero daba acceso a un reducido museo del vino con diversos objetos relacionados con los caldos y la vendimia. Y digo engañoso porque la mayoría del espacio está dedicado a productos típicos del Valle del Lot.  Resulta increíble la cantidad y variedad de cosas buenas que esta zona nos puede ofrecer, con toda clase de mermeladas perfumadas, aceites de trufa, foie, embutidos, vinagres aromatizados y por supuesto quesos de la región y buenos vinos. 




La iglesia fortificada de Saint Cirq Lapopie se alza imponente desde su pedestal rocoso

Las hermosas vistas del Valle del Lot desde el mirador de la roca



En este emplazamiento tan peculiar hasta el cementerio está escalonado

Dejábamos atrás al pueblo favorito de Francia, después de haber recorrido todos los rincones de esta encantadora localidad, pero sería por unas horas solamente, porque volveríamos a contemplarla desde otra  perspectiva totalmente diferente....desde el Río Lot.



El crucero por el río Lot

En poco menos de veinte minutos llegábamos a la pequeña población de Bouziès, donde parten los cruceros turísticos de la "Compagnie Croisieres du Lot". También en Bouziès están los muelles donde se encontraban atracados los barcos que se alquilan por semanas para navegar por el río Lot. Para acceder al pueblo hay que cruzar un precioso puente colgante de hierro, pintado en un vivo color rojo, y en el que debido a su estrechura, a duras penas cabe un sólo vehículo. El pueblo es muy pequeño, con unas decenas de habitantes, pero está enclavado en un precioso paraje. Una vez que aparcamos el coche, fuimos con cierta premura hacia el barco para comprar los billetes, ya que en esta época del año sólo realizan una salida que comienza a las tres de la tarde, y el número de plazas es bastante limitado. Afortunadamente no tuvimos problemas y pudimos zarpar en una navegación que un principio presumía iba a ser muy bonita, y que a la postre resultó inolvidable para nosotros. Es algo que considero obligatorio hacer para llevarse un recuerdo imborrable de esta zona tan abrupta de Francia.


Al cabo de unos minutos de navegación llegamos al primer escollo en nuestro remonte del río Lot. Una esclusa que salva algunos rápidos que hay más adelante en el cauce del río, y que sirvió como un curioso aliciente más a sumar a la propia navegación por el río.


Justo antes de alcanzar la esclusa pudimos ver otro de los atractivos de la navegación por el río Lot. Existe a lo largo del cauce del río un paseo, el Camino de Sirga, que permite caminar por la rivera del río, y en algunos de sus tramos está horadado en la roca del acantilado,  y adornado con esculturas del artista Daniel Monnier


El detalle del paseo en el corte del acantilado

Abriendo la esclusa para comenzar con la navegación por el estrecho canal paralelo al río.

Una de las virtudes de este barco es que en momentos puntuales, como la navegación por el canal paralelo al río, apagó sus motores diésel y navegó con un silencioso motor eléctrico , lo que nos permitió disfrutar en total silencio de la naturaleza que nos rodeaba. 


Cuando regresamos de nuevo al cauce del río pudimos seguir disfrutando de los altos acantilados de piedra caliza que se descuelgan sobre el río. Estos riscos de llamativo color ocre están repletos de cuevas y oquedades que han servido de refugio y habitados a través de los siglos.





Algunas boyas ancladas en el cauce del río marcan la derrota de los cruceros fluviales y separan a las embarcaciones de los rápidos donde pescan plácidamente algunas parejas de elegantes garzas.

Desde este punto del río Lot se empezaba a adivinar el pueblo de Saint Cirq Lapopie encaramado en lo alto del acantilado. El paisaje, el cielo, los riscos y el propio pueblo quedaban reflejados en el espejo que las tranquilas aguas del río formaba, roto solamente por la estela que formaba nuestro barco turístico. La luz del sol que se colaba desde este punto entre las nubes, y las diferentes tonalidades de los árboles eran una auténtica preciosidad.



Por unos instantes pudimos ver el pueblo favorito de los franceses desde otra perspectiva diferente.







De regreso a Bouziès y de nuevo en la esclusa, que esta vez nos descendería a nivel del río, resulta curioso y a la vez divertido ver como los paseantes se ofrecen voluntarios para cerrar por una parte las puertas y por otra abrir las compuertas de la esclusa. Y doy fe que hay que dejarse los brazos durante muchos minutos en las distintas manivelas. En la foto se aprecia el desnivel a salvar por la marca que deja el agua en las paredes de la esclusa. Una especie de canal de Panamá a pequeña escala.


A lo largo del cauce del río Lot hasta pasado Cahors , son numerosos los puentes ferroviarios que lo cruzan, oxidados por el paso del tiempo y el abandono, ahora son  vías férreas olvidadas. Es una lástima contemplarlos abandonados a su suerte.


Acercándonos al final del crucero por el río Lot, ya aparecían a lo lejos los barcos fluviales de alquiler



Las numerosas cuevas han servido de refugio, y algunas hasta se han fortificado en la Guerra de los Cien Años como este Castillo del Inglés. Aparece como un vigía del pequeño pueblo de Bouziès

El coqueto barquito fluvial en el que disfrutamos de esta preciosa navegación.



4 comentarios :

Preciosa zona, he tenido ocasión de navegar por el Charente en la zona de Cognac, atravesando las trabajosas esclusas y el esfuerzo merece la pena, es una gozada.

Es una gozada sin duda. Para nosotros ha sido la primera vez que lo hemos vivido y ha estado chulísimo. Me tienes que contar más despacio lo de tu navegación por el Charente...y lo del Cognac también je,je

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