Tengo que reconocerlo. Hay algunas veces en la vida que nos formamos una opinión firme de algo o alguien solamente por la información, mucha o poca, que nos llega o hemos sido capaces de recopilar. Y más aún en estos tiempos de saturación informativa que nos ofrece internet, que deja poco espacio para la sorpresa o el descubrimiento de las cosas. Pero esta es una de esas raras ocasiones en las que navegar en otra naviera diferente ha sido una gratísima experiencia y una sorpresa mayúscula.