La puerta de entrada al Santuario de Yasaka-Jinja, en un vistoso color bermellón, nos recibió a los pies del tradicional barrio de Gion. Aquella soleada tarde habíamos decidido darnos un vuelta por este maravilloso barrio, y no sería la única vez, ya que al visitar primero el Santuario y el Parque Marauyama, al final se nos echó demasiado pronto la noche mientras caminábamos por las estrechas calles de Gion. Nada más acceder al Santuario de Ysaka-Jinja nos recibieron unos oportunos puestos de comida callejera que decidimos aprovechar. Desde el puesto de crepes rellenas y enrolladas sobre palillos a unos deliciosos palos de cangrejo asados sobre una parrilla, todo delicioso. Por cierto, el acceso al templo es gratuito.