
Este nuevo día en
Hong Kong tocaba visitar la vertiente menos turística y lujosa de esta ciudad. Tomamos el metro para dirigirnos al norte de
Kowloon. Nuestro objetivo era callejear entre las torres de apartamentos donde vive una parte muy importante de la población hongkonesa. Afortunadamente, y aunque no es demasiado complicado utilizar el metro en
Hong Kong, una chica honkonesa que nos había visto dubitativos nos ayudó para adquirir los billetes y orientarnos en que parada debíamos bajarnos, con lo cual nos facilitó muchísimo la labor. Nosotros por nuestra parte, saciamos su curiosidad, ya que no paró de preguntarnos cosas acerca de nosotros y de
España, con lo que pasamos unos momentos muy entretenidos e interesantes, hasta que llegó el momento de bajarnos del metro y de despedirnos. Cuando salimos de la pequeña boca de entrada al metro, parecía que habíamos aparecido en otra ciudad diferente, casi en otro planeta. Las enormes torres de apartamentos pegadas unas a otras, de aspecto viejo y desvencijadas, y con los feos compresores del aire acondicionado colgandos por decenas de sus envejecidas fachadas, componían una imagen inquietante. Aquí, en
Kowloon, en la zona de
Yau Ma Tei, es donde pudimos ver la vida local de los habitantes menos favorecidos de la próspera
Hong Kong, chinos en su mayoría, aunque también se mezclan otras nacionalidades como hindúes o malayos. También un buen número de hoteles baratos y cutres donde se alojan muchos chinos, los menos pudientes, que vienen de turismo a
Hong Kong.