viernes, 19 de mayo de 2017

Cobh; la última imagen de la emigración irlandesa


Cobh fue nuestra puerta de entrada a Irlanda. El "Caribbean Princess" atracó en el muelle de la pequeña población ribereña a primera hora de la mañana en un día que se presentaba gris y plomizo en primera instancia, aunque más tarde conseguimos ver abundantes claros. Clima cambiante como corresponde a las Islas Británicas. Decidimos ir primero a la ciudad de Cork -lee aquí la entrada de Cork- para seguir con nuestra máxima cuando vamos de crucero, que no es otra que desplazarnos primero al punto más lejano para dejar lo más cercano al barco para el final. La historia reciente de Cobh quedó ligada al destino del Titanic. Cobh fue el último puerto de escala en el que recaló el desafortunado transatlántico de camino a Norteamérica, ya que esta pequeña localidad fue uno de los puntos más importantes por el que la emigración abandonaba Irlanda. Fue la última imagen de su tierra que vieron millones de irlandeses antes de partir hacia nuevos mundos en busca de oportunidades.



Lo primero que llama la atención es la proporción de la Catedral de Cobh. Su ubicación en lo alto de una colina rodeada de decenas de viviendas con coloridas fachadas resulta impactante y desde las cubiertas más altas del "Caribbean Princess" se puede disfrutar de una imagen magnífica del pueblo y el paisaje que lo rodea. Este templo católico, como no podría ser de otra forma en Irlanda, está dedicado a San Colmán del que toma su nombre verdadero, Catedral de San Colmán y fue construido en la segunda mitad del siglo XIX en estilo neogótico. Sus interiores bien merecen una vista con un espectacular altar mayor y multitud de elementos decorativos que la hacen verdaderamente bella. Frente al altar mayor un gran órgano abraza a un rosetón con coloridas vidrieras. En ocasiones el templo ofrece algún concierto de órgano y su acceso es libre. Después de pasear por el interior salimos al exterior y rodeamos el templo contemplando las espectaculares agujas y los altos tejados a dos aguas. Las gárgolas que adornan su fachada poseen un aspecto inquietante. Aprovechamos que había salido el sol para disfrutar un buen rato de las fabulosas vistas panorámicas que ofrece el mirador frente a la Catedral de San Colmán. Las pintorescas hileras de casas con sus coloridas fachadas, el pequeño puerto donde se mecen los barcos de pesca y el precioso estuario que forma la ría de Cork. Más allá de las grises aguas se extienden las inmensas praderas con las ruinas de una castillo justo en la desembocadura de la ría. Disfrutamos ampliamente del momento antes de meternos de lleno a explorar las calles y pubs de esta pequeña y bonita ciudad.






Deambulando por las calles de Cobh llegamos hasta las puertas del "Titanic Experiencie". En este centro se cuenta fielmente la historia del Titanic, el que se fuera llamado el barco insumergible, y que no fue capaz de completar su primera travesía transatlántica. Este centro se emplaza en las antiguas oficinas de la compañía White Star Line. En la ciudad se pueden contratar tours privados que relatan la historia de este mítico buque.






El pequeño paseo marítimo de Cobn resultó muy agradable para caminar, más aún con los tímidos rayos de sol que luchaban por abrirse camino entre las nubes. Quizás con menos coches aparcados hubiera resulta mejor experiencia, pero de todas formas el olor a salitre, los barcos pesqueros dejándose mecer por la corriente, el graznido de las gaviotas y las coloridas fachadas de los edificios victorianos que abundan en el paseo, nos hizo pasar un buen rato.




Este viejo pesquero de madera varado en la rampa estaba recibiendo los cuidados y reparaciones por parte de la tripulación. Sus viejas cuadernas de madera seguramente habrán sido testigos de innumerables combates con las bravas aguas del Atlántico Norte y de las que ha salido victorioso hasta la fecha. Aunque los signos de vejera y cansancio en sus casco y su puente eran evidentes a simple vista.




En las calles que llevan a la parte alta de la colina y junto al paseo marítimo había un típico pub irlandés en el que tiran de maravilla esas fabulososas pintas de cerveza negra. No pudimos dejar pasar la oportunidad de entrar y disfrutar de un buen par de pintas, en esta ocasión unas Guinness. Sus aromas achocolatados, tostados y agridulces.....maravillosos y acompañados de música en vivo. Un buen lugar para el descanso del turista. Subiendo un poco más arriba se podía disfrutar de nuevo de unas bonitas vistas panorámicas de Cobh y del "Caribbean Princess", enorme frente a los edificios. 




Junto a los muelles de Cobh está situada la escultura de Annie Moore. La razón de esta estatua es que fue la primera inmigrante que fue inscrita por la aduana de la isla de Ellis, una pequeña isla situada en el puerto de Nueva York donde llegaban los inmigrantes en oleadas. Annie viajó con sus dos hermanos pequeños que también la acompañan en el conjunto escultórico. Por este puerto de Cobh partieron en busca de una vida digna dos millones y medio de inmigrantes, terrible. Un poco más allá del puerto de Cobh lucía su bella estampa y casco azulado uno de los últimos cruceros clásicos que van quedando en servicio activo, El "Marco Polo" fue construido en el año 1965 para la flota transatlántica de la antigua Unión Soviética y bautizado con el nombre de "Aleksandr Pushkin". Hoy navega para la compañía CMV y principalmente para el mercado británico.




Y llegó el momento de partir. Embarcamos de nuevo en el "Caribbean Princess", y tras pasar por nuestro camarote, subimos a las cubiertas más altas del barco para no perdernos detalle del paisaje circundante y saludar a la gente de  Cobh que se había congregado en el paseo marítimo para despedirnos. Nos llevamos bonitos recuerdos de  nuestro paso por la ciudad de Cork y la pequeña población de Cobh, y del formidable paisaje que forma esta pequeña bahía del sur de Irlanda. El "Caribbean Princess" marcó el rumbo a nuestro siguiente puerto de escala: Dublín -lee aquí el artículo de Dublín-.







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