miércoles, 10 de mayo de 2017

St Peter Port; capital de la Isla de Guernsey


Las Islas del Canal son unas porciones de tierra ancladas frente a las costas de la Normandía francesa y que son dependientes del Reino Unido, aunque no forman parte de su territorio. Batidas por los duros temporales de invierno, en la temporada veraniega reciben un buen número de turistas que ven algo exótico en estos pedazos de tierra diseminados por el Canal de la Mancha. Nosotros visitamos concretamente la isla de Guernsey, y St Peter Port donde fondeó nuestro crucero, el Caribbean Princess en su primera parada del crucero por las Islas Británicas  (ver la entrada del crucero Islas Británicas). Tras recoger nuestros tickets para poder embarcar en los tender, nos llevaron a tierra y comenzamos a explorar este particular paraíso, sobre todo paraíso fiscal y lugar predilecto de evasores fiscales y delincuentes. Explorar St Peter Port es muy fácil. Su reducido tamaño nos permitió recorrerla tranquilamente, sin prisas, y parar todas las veces que consideramos oportunas. La pequeña ciudad ofrece algunos atractivos y unos cuantos pequeños museos sin especial interés, desde elementales pinacotecas a museo de la guerra e invasión alemana, por poner un ejemplo.







Antes de desembarcar valoramos dos opciones. Una de ellas fue la de subirnos al transporte público y dar un pequeño circuito por la isla para ver los invernaderos dedicados a la agricultura, los verdes paisajes y los rebaños de ovejas que pastan por las llanuras. La otra permanecer en St Peter Port y callejear sin prisa, tranquilamente . Ésta última fue la elegida al final. No se puede negar que la estampa que ofrece el puerto con la ciudad al fondo encaramándose a la ladera es agradable a la vista, y todo complementado por el Castillo de Cornet. En la parte superior de la colina un edificio histórico, la Galería Gatehouse,  que data de principios del siglo XIX alberga hoy un museo que expone una colección de pinturas de artistas locales e internacionales, aunque su horario estaba limitado a sábados y domingos. Y muy cerca se alza majestuosa la Torre Victoria, adornada con unos cañones perfectamente restaurados, ofrece unas buenas vistas de gran parte de la costa de la Isla de Guernsey con lo que era un lugar privilegiado de vigilancia.




Dentro del paseo en St Peter Port por la parte alta de la ciudad visitamos los Candie Gardens. Estos jardines abiertos al público son un tranquilo lugar de esparcimiento donde poder saborear un té inglés en el salón de té. También pudimos conocer la casa  donde vivió el novelista, poeta y dramaturgo Víctor Hugo cerca del muelle que lleva al castillo.  Hoy esa casa se ha convertido en museo exhibiendo la vida que Víctor Hugo llevaba en la Isla de Guernsey,  sus muebles y enseres. 







Otra de las actividades favoritas de los turistas en St Peter Port son los paseos por las tiendas boutique diseminadas por las empinadas calles. Algunas fachadas de estos comercios presentan atractivos diseños muy al estilo "British" mientras otros son más tradicionales en sus presentaciones. Las terrazas se multiplican con la aparición del buen tiempo, aunque de ésto último suele escasear. Basta que no llueva y que el viento no arrecie demasiado para salir a la calle a tomarse un refrigerio o almorzar. La Iglesia de la Ciudad  destaca en el horizonte del paseo marítimo que rodea el puerto y es el templo parroquial al que acuden los fieles a sus oficios. Construida en piedra oscura contrasta con las fachadas imaculadamente blancas de los edificios anexos a ella.






El Castillo de Cornet es una fabulosa fortaleza que se yergue a la entrada de la dársena del puerto de la ciudad de St Peter Port. Lleva protegiendo estas tierras de los ataques de invasores y dinastías enemigas durante más de 800 años.  Hoy forma un bello y armonioso conjunto con el puerto y la fachada marítima de St Peter Port.




Y tras pasar la mañana y parte de la tarde en St Peter Port, nos embarcamos de nuevo en otro tender que nos acercó hasta el "Caribbean Princess". Una vez abordo nos dirigimos a nuestro camarote para asearnos, descansar unos minutos y cambiarnos de ropa. El crucero zarparía pocos instantes después en una plácida navegación mientras el Castillo Cornet y las playas salvajes quedaban atrás. 






Tras una mañana amenazada en ocasiones por los negros nubarrones que cubrían St Peter Port, la tarde nos deparó cielos más azules y un inusual mar calmado, algo bastante extraño para estas latitudes en el Atlántico. Al día siguiente nos esperaba la segunda ciudad más importante por población de la República de Irlanda, Cork. En nuestra ruta nos acompañaron durante bastantes millas algunos alcatraces comunes, muy abundantes en el Atlántico Norte.




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