La capital de Bretaña es una ciudad vibrante y con mucho ambiente. Quizás influya en ello la joven población perteneciente a las universidades establecidas en la ciudad, y que hace que la oferta de bares y restaurantes sea tan variada en calidad, número y en precios. Al igual que ocurre en el resto de Bretaña pasear por las callejuelas del centro de Rennes nos pareció una preciosa experiencia. Las calzadas empedradas, las casas de entramado de madera, regios edificios de piedra todo hace un conjunto encantador. Para los que hayan sido apasionados de los cómic de Axterix y Obelix reconocerán a Rennes con su primitivo nombre dos mil años atrás en el Imperio Romano, porque ni más ni menos que en aquella época era la ciudad de Condate, tan célebre y nombrado en los cómics. Y aunque el cielo estuvo bastante plomizo, lo que no ayudo a que las fotografías salieran lucidas, la buena temperatura hizo muy agradables los paseos por las calles de Rennes y la visita a los monumentos más importantes, como el Ayuntamiento, el Palacio del Comercio, la Catedral de San Pedro o el Palacio del Parlamento de Bretaña.