Anteriormente ya habíamos estado por el barrio de Malá Strana (ver entrada), pero lo hicimos bastante por encima y de paso, camino al hermoso Castillo de Praga. La ventaja de pasar varios días en una ciudad tan increíble como Praga fue que pudimos regresar de nuevo a los barrios y rincones más representativos de ella y descubrir rincones, digamos, menos turísticos o conocidos. Y en la primera visita no es que se cumpliera esta máxima precisamente, debido en parte a un gran grupo de gente joven -posiblemente estudiantes- que quisieron dejar plasmado en el muro sus firmas y dedicatorias. Ésto es algo que nunca he llegado a entender del todo, el por qué tener que dejar "huella" por los rincones donde se ha pasado emborronado muchos monumentos con pintadas. Pero en esta ocasión la firma o dedicatoria está disculpada ya que este muro está dedicado expresamente a ese fin, aunque nosotros no hiciéramos uso de este derecho. El Muro de John Lennon se creó por casualidad en los años ochenta como forma de identificación de los checos con las letras de sus canciones, y para reivindicar la paz y la libertad que por aquel entonces el régimen comunista privaba a sus ciudadanos, y cuya máxima fue la frase de "da una oportunidad a la paz". El muro está en la Plaza del Gran Priorato. Es una visita interesante y entretenida porque siempre suele haber algún cantante aficionado ofreciendo algún recital al público presente.