Este nuevo día en Sydney amaneció bastante cubierto y con niebla lo que no nos hacía presagiar nada bueno en el viaje que íbamos a realizar a las Montañas Azules. Para ello habíamos contratado desde casa a través de internet una pequeña agencia cuyo conductor y guía, Alejandro, era un chileno que llevaba cerca de cuarenta años residiendo en Australia, y que puntualmente nos pasó a recoger por nuestro hotel apenas amanecido el día. Tal como habíamos convenido, una de nuestras prioridades más importantes era la de conocer la fauna autóctona australiana y disponer de tiempo suficiente para, a parte de observarla, poder interactuar con una parte de esos animales. Y para ello acudimos al Parque Autóctono "Featherdale Wildlife Park" y que también es santuario de koalas.
Después de un recorrido por la sección de las aves más representativas de la fauna australiana (loros autóctonos, cacatúas, aves de presa, etc... ) cambiamos la mirada a otra zona del parque y allí estaba, dentro de un cercado, gordito, rechoncho y adorable, no había duda....era un wombat. Este precioso animalito marsupial es un ser tranquilo y apacible, con cierto parecido a un pequeño oso y que mide más de un metro y puede alcanzar los 35 kilos de peso. Es muy querido por los australianos por lo que es muy fácil encontrarlo en forma de peluche en todas las tiendas de recuerdos. Es mi animal australiano preferido, o uno de ellos.
Después de un recorrido por la sección de las aves más representativas de la fauna australiana (loros autóctonos, cacatúas, aves de presa, etc... ) cambiamos la mirada a otra zona del parque y allí estaba, dentro de un cercado, gordito, rechoncho y adorable, no había duda....era un wombat. Este precioso animalito marsupial es un ser tranquilo y apacible, con cierto parecido a un pequeño oso y que mide más de un metro y puede alcanzar los 35 kilos de peso. Es muy querido por los australianos por lo que es muy fácil encontrarlo en forma de peluche en todas las tiendas de recuerdos. Es mi animal australiano preferido, o uno de ellos.
Aunque si lo acaricias te seguirá por la valla a todas partes, y con la mirada te invitará para que no dejes de hacerlo. Una curiosidad de este animal es que la parte trasera del lomo es extremadamente dura. Parece como si tuviera un hueso recubierto del pelaje cuya utilidad, según nos contaron en el parque, es la de sobrevivir a los ataques de los dingos. Se introducen en la madriguera por la cabeza y si el dingo consigue entrar por mucho que intente morder el lomo no conseguirá incarle el diente.
Y por fin el kolala, el marsupial más enternecedor casi un peluche viviente, y sin duda el animal preferido de Ceci y que además estaba ansiosa por ver, conocer y sobre todo tocar. El Parque Featherdale es a su vez un santuario de koalas y da cobijo a un gran número de ellos participando en programas de reproducción en cautividad, y en él es posible acariciarlos y contemplarlos de cerca. Aunque al parecer, en el estado de Nueva Gales del Sur, no está permitido cogerlos en brazos. Estos enternecedores animalitos viven en los bosques de eucaliptos de este de Australia que es en realidad su único hábitat ya que se alimentan exclusivamente de sus hojas, y además son unos auténticos dormilones y duermen unas veinte horas al día. Fue una experiencia inolvidable y que nos llenó de emociones nuevas, sobre todo a Ceci que se hubiera traído uno para casa sin dudarlo. Todavía hoy se lo imagina sentado en uno de los sillones de nuestro salón, masticando pausadamente unas hojas de eucalipto. En fin, la imaginación que es muy poderosa.
Lo bueno del Featherdale Wildlife Park, a parte de dedicar todo su espacio a especies autóctonas y propias del continente australiano, es que el visitante interactúa con la mayoría de animales sin verjas de por medio. Gracias a ello se puede también dar de comer a los wallaby como el de la imagen sobre estas líneas, También este canguro rojo campaba a sus anchas por el parque acercándose con curiosidad a la gente, aunque si no tenías comida en la mano perdía el interés por nosotros muy rápidamente.
Este otro canguro estaba más interesado en lamer el objetivo de mi cámara.
El emú común es un ave con apariencia parecida al avestruz africano, y tampoco puede volar. Alcanza los dos metros de altura y puede correr a mas de 50 km/h durante largo tiempo. Hoy en día sigue habiendo gran cantidad de ejemplares en libertad, aunque casi han desaparecido de la zona oriental de Australia que coincide con la de mayor población humana. También se le cría en cautividad en granjas por su sabrosa carne, que no tuve la fortuna de probar.
Un grupo de pingüinos azules, los más pequeños de su especie, y que viven en el sur de Australia.
El wallaby es otro animalito de la familia de los marsupiales. Muy parecido físicamente a un canguro, su tamaño más pequeño es por lo que no se le considera como tal, pero no dejan de ser muy graciosos y amigables con los humanos. Algunas hembras habían tenido crías durante el verano, aunque otras casi no cabían ni en la bolsa marsupial.
En el recorrido que dimos por el parque llegamos a uno de los recintos donde vivía el demonio de Tasmania. La verdad que yo no albergaba demasiadas esperanzas de verlo porque la mayoría del día lo pasan en el interior de la guarida al ser animales de hábitos nocturnos pero mira por donde tuvimos suerte, y quizás por haber entrado al parque muy temprano, pudimos ver a dos ejemplares a un par de metros de nosotros. Eso si, a estos no se podía acercar la mano para no correr el riesgo de quedarte sin ella. Parece ser que lo del nombre le viene por los estremecedores chillidos nocturnos, por lo que los primitivos exploradores lo denominaron de ese modo. Además desprende un olor penetrante y algo desagradable, pero tiene unas mandíbulas excepcionalmente fuertes capaces de triturar hasta huesos de animales. Desconozco el motivo pero tenía unas ganas inmensas de conocerlos, y hasta me llegan a resultar simpáticos en contra de la opinión de la mayoría de la gente.
Este ejemplar parecía que acababa de despertarse, tenía cara de sueño.
Este dingo decidió quedarse durmiendo un rato más.
Amenazador y espectacular resulta este cocodrilo marino, y eso que a penas llegaba a los cuatro metros de longitud, así que no quiero ni pensar lo que tiene que ser un ejemplar de siete metros o más. Vive en el norte de Australia y en muchos territorios del sudeste asiático, y hasta ha sido visto nadando entre islas del Pacífico Sur. A parte de ser el reptil más grande del planeta, también tiene la mordida más potente del reino animal, por lo que mejor no cruzarse con él. Pero no deja de ser formidable este poderoso animal....detrás de las vallas de protección, claro está.
Este es un jabirú asiático de gran colorido aseando cuidadosamente su plumaje. Vive en una gran parte de Asia y también en el norte y este de Australia, aunque a los ejemplares que viven en Oceanía se les considera una subespecie.
Esta es una "cocaburra", ave propia de Australia y Papua Nueva Guinea, familia del martín pescador. Posee una característica muy especial que es que su sonido de reclamo es muy similar a la risa humana, y cuando se juntan varios ejemplares comienzan a carcajear como si se hubieran contado una historia muy divertida. En fin, la naturaleza que no deja de sorprendernos.
En Featherdale también pudimos observar de cerca algunas aves de presa, como esta especie de pequeño búho, y esa posibilidad de ineractuar con muchos animales de la fauna australiana fue lo que nos atrajo de este parque. Este es un pequeño ejemplo de los animales más representativos, aunque había decenas de otros menos conocidos. Fue una gran experiencia para los que nos gustan los animales, ya que muchos de ellos (como por ejemplo el demonio de Tasmania) es muy difícil encontrarlos en zoos fuera del continente australiano.
Una vez conocida la única y variopinta fauna australiana, regresamos de nuevo a la carretera para dirigirnos hacia las Montañas Azules. Una autopista en bastante buen estado (la Great Western Highway) nos llevó hasta las entrañas del Parque Nacional, aunque la espesa niebla que por momentos invadía las cumbres no nos hacía tener buenos augurios sobre lo que nos íbamos a encontrar más arriba. Debido a la lejanía con Sydney tampoco era una opción regresar de nuevo a la ciudad, y además tampoco queríamos dedicar otro día adicional para conocer esta zona en detrimento de otros lugares de interés que ya teníamos en mente visitar. En fin, que nos fuimos adentrando poco a poco en la Montañas Azules en las que hicimos una primera parada que nos acabó de confirmar que la niebla nos iba a aguar la fiesta, aunque al menos pudimos pasear por caminos entre monte bajo y arbustos autóctonos, e incluso observar grabados y dibujos milenarios tallados en las rocas. Desgraciadamente el poco civismo también llega a estos lugares y muchos grabados han sido deteriorados y tapados con otras estúpidas e inservibles marcas hechas por personas con nula sensibilidad, educación y cultura, estampando en ellos nombres y fechas absurdas. Una verdadera pena.
La hora ya apremiaba, al menos a nuestros estómagos, que después del madrugón que nos habíamos dado para poder disfrutar casi en soledad del parque autóctono pedía un avituallamiento urgente. Ya habíamos leído que el pequeño pueblo de Leura era el más bonito y el que más representaba los primeros asentamientos, en las hasta hace no tanto, inaccesibles Montañas Azules. Conserva una estética muy particular y resulta muy pintoresco, sobre todo su calle principal, la Leura Mall, con muchas tiendas de anticuarios, boutiques con ropa muy particular y diferente, antiguas librerías y galerías de arte, que junto al gran número de visitantes en la época veraniega le da un ambiente muy especial.
Uno de los edificios más característicos de Leura es su antigua oficina de correos
La calle principal está divida en dos por un paterre con una hilera de cerezos y todos los comercios y edificios de la calle poseen elaboradas marquesinas, muchas de ellas en hierro colado, para poder caminar a reguardo de la lluvia o del agresivo sol si es el caso. Y para conservar esta estética tan particular, todas las edificaciones nuevas que se han levantado en el pequeño pueblo han tenido que preservar el estilo arquitectónico de Leura.
A pesar de que la niebla no parecía tener demasiadas ganas de levantar y ya que estábamos cerca de Katoomba, la localidad de mayor tamaño de las Montañas Azules, fuimos a ver que tal estaba la situación de la niebla en la parte más alta del "Scenic World". A veces ocurre que la niebla está estancada en los valles de las montañas y en la parte alta el día está despejado, pero este no fue nuestro caso. Así que tampoco tenía mucho sentido subir a bordo del "Skyway", el teleférico que cruza el valle hasta las Tres Hermanas, tres peñascos de roca arenisca que se pueden observar desde el mirador de Eco Point. En nuestro caso sólo pudimos imaginarlos ya que la niebla no nos permitió otra cosa.
Los grandes helechos crecen con vigor en las laderas del valle. Desde luego que humedad no les falta.
Y por los mismos motivos climatológicos también pasamos de montar en el "Railway", el tren inclinado de Katoomba. Además desde que han sustituido el antiguo modelo por esta moderna unidad ha perdido una parte importante del encanto del viaje. Lo que si que pudimos fue caminar por algún sendero, y más tarde visitar también algunos de los comercios de Katoomba que ofrecían a los visitantes arte aborigen y cómo no, los famosos ópalos australianos, alcanzando algunos de ellos decenas de miles de euros. El parque tiene bien señalizadas las caminatas cuya duración varían de 20 a 50 minutos por senderos acotados para proteger el bosque tropical.
El día estaba llegando a su final, pero antes quisimos conocer la Villa Olímpica de Sydney. Situada en la parte occidental del área metropolitana, a unos veinte kilómetros al oeste del centro de Sydney, la estrella es el Estadio Olímpico ANZ donde tuvo lugar las ceremonias de apertura y clausura de los Juegos Olímpicos de Sydney 2000. Como ha ocurrido también en otras ciudades olímpicas, los juegos han servido como impulso para recuperar una zona en decadencia de la ciudad, y dejar establecidas unas infraestructuras para el disfrute de los ciudadanos de Sydney. Pudimos pasear por las amplias avenidas, y conocer el Centro Acuático Olímpico y otras instalaciones que sirvieron para las competiciones deportivas. Ya de regreso al centro de Sydney pasamos por el enorme Parque Bicentennial, otra de las zonas verdes de esparcimiento de esta gran ciudad.
4 comentarios :
El recorrido de abril muy chulo. Las fotos de la opera espectaculares, y las de fauna preciosas, tu te traes el diggeridoo y Ceci no se trajo el koala, ya te vale¡¡¡
Eso mismo dice ella...que por qué no la dejaron traerse un koala para casa
Sabrías decirme con que pequeña empresa contrataste la excursión?
Perdona la tardanza pero estoy en Lombok en Indonesia ahora y el internet va como va. La empresa se llama Patrick Frendly Tours. Los organizan en español ingles y japonés. Saludos
Publicar un comentario