viernes, 2 de julio de 2010

Celebrity Solstice.Pompeya, Nápoles y la despedida.

Pompeya



El último día de crucero, el Solstice arribó puntual a puerto. Después de un buen desayuno tomamos el camino de la cubierta dos para pisar de nuevo Nápoles. Ya habíamos visto por el balcón de nuestro camarote la proa, pero ya en tierra le vimos por completo. Atracado junto al Solstice estaba el Century, en el que estuvimos a punto de ir si no es porque al final no nos cuadraron las fechas de vacaciones.






Después de saltarnos el asedio de los taxistas que se congregan en la estación marítima de Nápoles, cruzamos la calle al quiosco para comprar los billetes del travía y el tren circumvesuviano . Nuestro objetivo visitar las ruinas de Pompeya, ya que Nápoles ya la conocíamos. Llegamos pronto por la mañana a Pompeya, y a pesar que las visitas guiadas suelen llevar alrededor de dos horas, nosotros permanecimos cerca de cuatro. No nos queríamos perder ningún rincón de esta ciudad completamente sepultada por la erupción del Vesubio el 24 de agosto del año 79, y sobre todo descubrir calles y villas en las que estábamos absolutamente solos. La verdad que quedamos maravillados e impresionados por el gran tamaño de esta ciudad perdida en el tiempo, y como los ingenieros romanos la habían planificado y las soluciones dadas para resolver los problemas estructurales que se presentan en una ciudad, como la evacuación de las aguas pluviales. Recomendable la visita al 100% siempre y cuando el tiempo acompañe, como fue nuestro caso con otro espléndido día. Y también la visita a Herculano, mucho más pequeña y mucho mejor conservada ya que fue cubierta con un alud de barro en vez de lava. Pero esta quedará para la próxima visita .

  Frescos incríblemente bien conservados


El Anfiteatro.


   Impresionan las escenas de como quedaron algunos de los habitantes de Pompeya


Una calle de Pompeya. Al fondo en la carretera se observa las piedras elevadas que hacen la función de un paso de cebra


   El Templo de Apolo


Nápoles



Nápoles es una ciudad fantástica, famosa en todo el mundo por sus tesoros artísticos, naturales e históricos, que se extiende a los pies del Vesubio. Tratada injustamente por muchos de sus visitantes debido al abandono de muchos de sus edificios, pero con un indudable encanto. Como punto de partida, la estancia en el puerto de Nápoles nos da un montón de posibilidades a elegir. Desde una visita a la propia ciudad, a las cercanas ruinas de Pompeya y Herculano, la bellísima costa Amalfitana o la isla de Capri e Ischia.


  Ambiente del barrio Spaccanapoli



En esta ocasión, y debido al escaso tiempo que nos restaba después de la extensa visita a Pompeya, decidimos dar un pequeño paseo para recordar viejos tiempos, callejear un poquito y disfrutar de ese ambiente tan caótico y decadente que le confiere el encanto a esta cuidad. Pero el que la visite por primera vez no debe perderse los tesoros que oculta. El Castel Nuovo, a los pies de la estación marítima; el Palacio Real de Nápoles, construido cuando pertenecía a la Corona Española por el virrey de Nápoles para una posible visita del Rey de España Felipe III (que nunca llegó a suceder); el Duomo de Nápoles que es absolutamente espectacular su interior, no puede estar más ornamentado; las Galerías Umberto I (ahora se encuentran andamiadas y en proceso de restauración), el Museo Nacional Arqueológico (como visita sustitutoria e imprescindible si se llega a Nápoles en un día lluvioso y hace incómoda la visita a Pompeya) y por supuesto el barrio Spaccanapoli el más emblemático y antiguo con calles, tiendas e iglesias increíbles.




Por último una ascensión en funicolare al Castel Sant´Elmo para disfrutar de unas excepcionales vistas de la ciudad, el Vesubio y la Bahía. Como podéis ver, Italia es mucho más que el eje Roma, Florencia y Venecia.

  Vistas panorámicas desde las almenas del Castel Sant´Elmo



Otra cosa. Si bien Nápoles es bastante segura, no hay que bajar la guardia ya que existen bastantes carteristas y descuideros. Ha sido en la única ciudad, al menos que hallamos sido conscientes, en la que mi mujer se percató como nos estudiaban unos magrebíes y rondaban y controlaban si yo llevaba la cartera en el bolsillo de atrás. Teniendo en cuenta que ando ensimismado grabando en vídeo y observando los edificios que me rodean, en principio parezco presa fácil. Lo que pasa es que nosotros llevamos unas reglas de precauciones férreas. A saber, la cartera siempre en el bolsillo delantero, la mochila colgada en la parte delantera siempre que hay concentración de gente, el dinero distribuido en diferentes cantidades y así evitar enseñar grandes fajos a la hora de pagar en tiendas, etc.. Cuando vieron que ella se había dado cuenta de la maniobra desistieron de su seguimiento.


Mientras iniciábamos el camino de acercamiento hacia la estación marítima, aprovechamos para sentarnos en una terraza cerquita del puerto y tomarnos unos capuccinos, y gastar los últimos momentos viendo el ir y venir de los napolitanos y el entretenido caos circulatorio que reina en esta cuidad del sur de Italia.


Después de zarpar de Nápoles bajamos al camarote para preparar las maletas antes de cenar. Después de pensarlo un poco, decidimos dejar en la puerta una de las tres maletas que llevábamos , y bajar nosotros las otras dos. En el próximo crucero que hagamos con Celebrity las bajaremos todas nosotros, ya que nos agobia bastante tener que estar haciéndolas y dejándolas en la puerta antes de las diez de la noche. Preferimos prepararlas cuando ya nos retiramos al camarote tarde por la noche.



Este era nuestro camarote. Amplio, comodísimo, sin duda han conseguido unas cabinas muy logradas


  En el baño había un buen número de amenities



Detalle curioso. En el Solstice no hay cubierta número trece. A lo que llega la superstición.


La despedida


En fin, esa era nuestro última noche en el Solstice. Disfrutamos de la cena pero con una cierta sensación de tristeza. Durante nuestra charla, inevitablemente estuvimos repasando nuestras vivencias en este crucero, repasando los aspectos que más nos habían gustado y los que nos gustaron menos, rememorando nuestras andanzas en los distintos puertos y comparando inevitablemente los diferentes aspectos con anteriores cruceros.


Nos despedimos de nuestros camareros, Omar y Canto, y de Rubén, nuestro somelier, y fuimos casi de los últimos en retirarnos del restaurante, ya que la charla se alargó. Nos sacamos unas fotos todos juntos, bajo la atenta mirada de nuestro “amigo” el ayudante de maitre polaco. Yo quería que las fotos nos las sacara este personaje, pero mi mujer me dijo que me cortara, que haber si iba a meter en problemas a nuestros camareros. Mientras tanto, Omar se partía de risa, literalmente. Les agradecimos mucho la atención que nos habían dispensado y las cenas tan agradables que nos habían hecho pasar. No sé si ya lo había comentado, pero en unas de las primeras noches, hablando con ellos, les hicimos saber lo que nos maravillaba el esfuerzo que dedicaban en su trabajo, el peso de esas enormes bandejas llenas de platos que acarrean de la cocina al comedor y viceversa, sirviéndonos todos los platos puntualmente, pendientes de que no nos falte agua o vino en las copas, o pan, o cualquier otra cosa. Preparando las mesas para el turno siguiente, o si no para el desayuno, durante los siete días de la semana, y todo siempre con una sonrisa dedicada a nosotros. La verdad que ya por entonces, cuando se lo comentamos, la cara que nos pusieron fue de perplejidad, seguida poco después por una de agradecimiento y satisfacción por reconocer su buen hacer. Nos comentaron que la gente generalmente era amable, pero era poco habitual que se reconociera su trabajo y menos el ser consciente de la dificultad y perfecta organización en cocinas para dar de comer y cenar a casi tres mil personas. Ya le comentamos que, desgraciadamente, hoy en día es muy poco habitual que se reconozca el trabajo de las personas, ya sea en la mar, en tierra o en el aire. Al menos pensamos que durante esos doce días les hicimos su trabajo un poco más agradable, ya que tuvieron algún problema con una de las mesas que nunca les gustaba nada de la carta.


Cuando salimos del restaurante ya se respiraba el desembarque en el aire. La tripulación preparando el barco frenéticamente, vaciando los jacuzzis, baldeando las cubiertas, sacando brillo a cristales.. Y el Solstice, vacío de pasajeros, parecía un barco fantasma. Supongo que estarían en la cama descansando para el largo viaje que esperaba a la mayoría. Esta vez no nos tomamos nuestra copita en el Sky Observation, ya que literalmente estaba desierto, no había nadie. Así que nuestros últimos momentos de la noche los pasamos paseando por las cubiertas y mentalizándonos que al día siguiente, desgraciadamente, nos “echaban” .

                                       
   Nuestro último paseo por cubierta en el Solstice


 De camino a nuestro camarote por "el barco fantasma"
 
 
Esperando a nuestro transfer. El hecho se había consumado. Definitivamente nos habían echado y nosotros de vuelta a la monotonía diaria con cara de resignación.


Unos de nuestros amigos siempre nos dicen que no entienden cómo nos podemos gastar el dinero en viajar. Con la de cosas que se puede hacer con ese dinero. Una casa más grande, cambiar de móvil cada dos meses, comprar una televisión de plasma de 50´´, adquirir un armario entero de ropa cada temporada..Comprar y comprar, y siempre lo tendrás ahí. Porque de un viaje una vez pasado ¿Qué te queda? Nosotros les decimos que conoces gente nueva, e interesante, ciudades maravillosas, paisajes únicos, civilizaciones milenarias, atardeceres increíbles. Nosotros compramos recuerdos, experiencias, bienestar, volvemos a revivir de nuevo los viajes a esos lugares cada vez que hablamos de ellos, delante de una buena mesa, o paseando por nuestra ciudad, o viendo una matrícula de un coche de ese país que habíamos estado, y que irremediablemente nos traslada allí. Hace no mucho mi madre, que es mayor, me decía que aprovecháramos, que ahora que teníamos salud y podíamos, que viajáramos y disfrutásemos. Es curioso cómo, me decía, cuando llegas a mayor te das cuenta que lo más valioso que posees son los recuerdos y las experiencias vividas. Y cuanto más tiempo pasa más afloran y se hacen más presentes en la memoria, cuando difícilmente te acuerdas de lo que has hecho hace dos días. Pero como dijo alguien, tiene que haber gente para todo.

Bueno… pues esto ha dado de si nuestro crucero. La verdad que después de muchas fotografías y de relatar las vivencias e impresiones que nos hemos llevado a casa hemos disfrutado mucho compartiendo este viaje con vosotros, de verdad.

9 comentarios :

mil gracias por contar vuestra experiencia! mucha información útil para organizar nuestro viaje, nos hemos hecho seguidores de tu blog porque merece mucho la pena leer tus entradas, gracias otra vez. saludos

Muchas gracias a vosotros. Me alegra mucho que os haya gustado y que os sirva un poquito para preparar vuestro viaje. Un saludo

Estupendo diario y muy ameno, he descubierto tu blog por casualidad y me ha servido de mucho, quiero realizar este año el crucero por las Islas Griegas con el Solstice, desde Barcelona, hemos realizado 3 cruceros pero con otras compañías y con esta tenía algunas dudas, muchas gracias por la información. Saludos.

Gracias a ti Coco por leernos y por el comentario. Estoy muy contento de que te haya gustado y te sirviera un poco de ayuda. Cualquier duda que te surja intentaré resolvértela dentro de mis posibilidades. Un saludo.

Genial. No hay mucha información en español sobre el Solstice por el Mediterráneo. Muchas gracias y muy bien contado. Embarcamos en agosto con un chaval de 18 y una niña de 15. Había gente joven? Mis hijos temen ir a un barco de viejos ricachones americanos pegados a las tragaperras!

magnífico artículo y blog!!
este agosto me voy con el Solstice por el mediterráneo, hace dos años hice mi primer crucero con el Century por el báltico, fue una experiencia fantástica y me quedé con ganas de más. Lo único que temo es al calor... espero que sea soportable.
Quisiera agradecerte especialmente los comentarios sobre las escalas; las excursiones que ofrece Celebrity son un atraco a mano armada y tenía pensado hacerlas por libre. Con tu ayuda seguro que me animo.
Y sí, yo tambien soy de las que jamás me he arrepentido de gastarme el dinero en viajar!!

Muchas gracias Marisol. No lo dudes, preparándolo un poco es muy fácil hacer las escalas por libre, y más por el Mediterráneo. Yo acabo de regresar de un crucero de quince días por Asia ( Singapur, Tailandia, Camboya; Vietnam; China y Hong Kong)y he hecho las escalas por libre, preparándolas con un poco de tiempo y buscando información por la red. Anímate y aparte de ahorrarte un dineral disfrutarás un montón si te gusta la libertad

sí, eso tenía pensado hacer. En el crucero por el báltico hicimos todas las escalas por libre menos la de S.Petersburgo, donde reservé una guía desde España. Por los dos días de tour privado pagamos algo menos del precio de las excursiones que organizaba el barco. Y valió la pena poder visitarlo todo sin tener que hacer colas. Además pasarme los días subiendo y bajando del autobús al pito del sereno, con otras cincuenta personas siguiendo una banderita no entra dentro de mi concepto de vacaciones.

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