Si hay algo que no se le puede negar a este crucero alrededor de las Islas Británicas es que resulta un crucero bastante exigente para el viajero. De los trece días de duración sólo dos de ellos son días completos de navegación para dedicarlos al relax, la contemplación y recuperación de las exigentes y largas jornadas en las ciudades de escala. Así que, tras abandonar Glasgow -leer aquí el artículo de Glasgow- y disfrutar de nuestro primer día completo de navegación a bordo, pudimos recuperar y poner a tono las piernas para la siguiente visita del viaje; Inverness, la capital de las Highlands escocesas. El "Caribbean Princess" atracó a primera hora en el cercano puerto de Invergordon, en pleno centro de la pequeña población. Desde ahí resulta muy fácil llegar en autocar hasta Inverness y la única dificultad reside en enterarse muy bien de los horarios de regreso para no llevarse una desagradable sorpresa. Los paisajes de los que disfrutamos desde la ventanilla del autocar fueron realmente bellos. Praderas infinitas teñidas de intenso verde y la propia desembocadura del río Ness en la que incluso pudimos contemplar varios ejemplares de foca gris, hicieron muy corto el camino hasta Inverness.