Y llegamos a Vanuatu, más concretamente a su pequeña capital Port Vila. Este joven país está formado por un archipiélago de 83 islas diseminadas en el Océano Pacífico Sur que no alcanza los 200.000 habitantes. Anteriormente Vanuatu era conocido por el nombre de Nuevas Hébridas, y esta república es independiente desde el año 1980, año en el que se sacudió de golpe el domino colonial al que estaba sometido por parte de de Francia y Reino Unido. Este archipiélago volcánico es uno de los lugares del planeta con una actividad sísmica y volcánica más intensa, y hoy en día varios de sus volcanes permanecen activos regularmente ofreciendo al visitante un espectáculo del poder de la naturaleza sobrecogedor. Vanuatu es considerado por la fundación británica "New Economics" como el país más feliz del mundo, y nosotros sólo podemos corroborar esta conclusión. Sabíamos que este viaje por algunos de los países insulares del Pacífico Sur nos transportaría a paisajes increíblemente bellos, a paraísos terrenales pintados de verdes y azules. Pero también teníamos muy claro que el mayor aliciente de este inolvidable viaje serían sus gentes, su variedad de razas y sobre todo su espíritu y forma de enfocar la vida que, sin duda, nos ha transformado parte de nuestros pensamientos y actitudes con respecto a la vida. Nada más desembarcar del Oosterdam iniciamos arduas y largas negociaciones con los taxis y furgonetas pactando un precio durante todo el día. La capital de Vanuatu, Port Vila, tampoco ofrecía mayor interés. Una larga calle donde se alzan oficinas y una ciudad de bajas edificaciones donde se reúnen algunos servicios fundamentales como bancos, hospital y comercios diversos,con casas salpicadas por las laderas de los alrededores y en islas cercanas, por lo que el verdadero interés residía en el interior de la Isla de Éfaté, y sus frondosas e impresionantes selvas de Vanuatu.