Llegamos a la estación de trenes de Hiroshima en un día gris, triste y plomizo. Tras apearnos del tren bala fuimos raudos a nuestro hotel situado a diez minutos escasos andando de la estación, y tras hacer el check-in dejamos las maletas y nos dispusimos a explorar la ciudad bajo la amenaza de la lluvia. Hiroshima es conocida tristemente como la primera ciudad en la que se arrojó una bomba atómica causando la muerte instantánea de cerca de ochenta mil personas en el acto, y otras decenas de miles más murieron en los días, meses y años posteriores hasta una cifra que superó las doscientas mil almas. Nosotros por nuestra parte nos dirigimos al centro de la ciudad, concretamente hasta el Castillo de Hiroshima, situado a orillas del río Ota. Este castillo fue construido en el siglo XVI pero tras la detonación de la bomba atómica quedó totalmente arrasado. Pasada la guerra fue reconstruido fielmente al modelo original y en el mismo emplazamiento.