En una hora escasa un tren nos llevaba desde la estación tokiota de Shinjuku hasta la pequeña población de Kamakura. Esta fue la segunda excursión fuera de la ciudad que hicimos en nuestra estancia en Tokio, una visita muy interesante para el que quiera profundizar en los orígenes del Japón que conocemos hoy en día. Kamakura fue la capital política y administrativa de Japón entre los siglos XII al XIV, aunque el emperador mantuvo la capital simbólica en Kyoto. Este bonito pueblo costero conserva muchos atractivos heredados directamente de aquella época de esplendor, y suele llenarse de visitantes atraídos por sus espectaculares templos y su gran buda de bronce. Este día nos tocó madrugar nuevamente para ir a tomar el tren de la JR hasta Kamakura. Acceder al interior de la estación de trenes más transitada del mundo en hora punta es ciertamente un reto, pero bajar a los andenes para ir en busca de tu tren ya es deporte de riesgo. En honor a la verdad he de decir que a pesar de la imagen que capturé con mi teléfono el tema discurre con bastante orden, aunque más vale no perderse de vista con la pareja.