Para variar un poco, en esta ocasión se me ocurrió documentar gráficamente algunos de los aspectos logísticos necesarios para llevar a cabo un viaje de estas características. Amén de los transfer y desplazamientos entre aeropuertos y ciudades, de los que no dispongo de fotografías en la mayoría de los casos, en este viaje de tres semanas de duración hemos pasado de la tierra a los aires, de los aires a los mares y viceversa.
El viaje comenzaba levantándonos a las cinco menos cuarto de la mañana, ya que nuestro avión tenía previsto despegar a las siete y veinte de la mañana del aeropuerto de Parayas en Santander. Era el comienzo del tan ansiado viaje de invierno, un Bombardier CRJ1000 de Air Nostrum nos llevaba puntual hasta el aeropuerto de Madrid-Barajas donde nos esperaba nuestro siguiente vuelo. Con el elevado precio que pagamos por el pasaje, bien podrían habernos ofrecido un zumo.