jueves, 11 de abril de 2013

LOS ANGELES...esa enorme urbe de película



De película al ser el centro de la industria del celuloide. Enorme en sentido literal, esta metrópoli formada por cinco condados tiene casi 80 kilómetros de longitud de sur a norte y una población que se calcula en unos 19 millones de habitantes. Con esas cifras no es de extrañar que en un principio el futuro visitante se sienta asustado y perdido a la hora de moverse por Los Angeles, más teniendo en cuenta el poco eficaz (a veces inexistente) transporte público. Visto lo visto, y después de largos ratos delante de la pantalla del ordenador en busca del sistema más eficaz para moverse por libre entre los puntos de interés del Condado de Los Angeles, decidimos reservar un coche de alquiler a nuestra llegada al aeropuerto, eso si, con un buen navegador GPS que nos guiara sin más rodeos de los necesarios. La verdad que las avenidas principales de la ciudad que comunican los diferentes condados no son avenidas en si mismas, sino más bien autopistas de seis o siete carriles por cada sentido. Algo que en un principio puede asustar, pero que en la práctica son un medio más o menos rápido de trasladarse de un lado a otro, siempre y cuando no sea en hora punta. En esas horas los atascos pueden ser monumentales, sólo es posible ver camiones, típicos autobuses escolares de color amarillo y coches y más coches, hasta donde la vista puede alcanzar. Sin duda Los Angeles es una ciudad pensada para los coches y no para el peatón, aunque  si que es posible encontrar lugares donde poder pasear.




Y nuestra primera parada fue en el downtown de Los Angeles. Tras aparcar en uno de los numerosísimos aparcamientos al aire libre que existen en LA, por cinco "pavos" como diría aquel, estuvimos paseando por las cuidadas calles del centro financiero, donde se juntaban los "yuppies" y "broker" elegantemente trajeados con andrajosos vagamundos que mendigaban alguna limosna. Nos sorprendió gratamente esta zona que permitía pasear con comodidad entre las enormes torres de oficinas, aunque en el fondo no deja de tener mayor interés.


Dentro del downtown de LA pudimos merodear por los alrededores de la Biblioteca de Los Angeles, que mira por donde sirvió de decorado en la película "Heat", concretamente fue donde se rodó las escenas del atraco al banco y donde el espectacular sonido de los tiros y las ráfagas de metralleta rebotaban entre los rascacielos que la rodean. La crítica estadounidense calificó a las escenas del atraco del banco, y de la posterior persecución por las calles de Los Angeles, como unas de las mejores escenas de acción de los últimos años.





Y por si existían dudas que nos encontrábamos en la ciudad del cine y de las series televisivas, paseando por sus calles pudimos ver un rodaje en plena calle. Nosotros caminábamos por la acera de enfrente y un miembro del equipo paraba a los viandantes. Pero curiosamente nos comentó que podíamos seguir caminando normalmente cuando dijeran "action", pero sin volver la vista hacia las cámaras ni pararse, mientras rodaban una de las tomas. Así que...¿quién sabe? quizás aparezcamos de "extras" en alguna serie o película. Prometo que no he cobrado ni un dólar, ya se sabe que los comienzos en Hollywood son muy duros.


Después de un buen "tute andarín" por el centro financiero de Los Angeles, llegamos a uno de los santuarios de la NBA, a la casa de uno de los equipos míticos del baloncesto americano. Llegamos al "Staples Center", la casa de Los Angeles Lakers. Muy cerquita de la zona financiera, es un entorno moderno y contemporáneo con la Plaza Nokia y sus grandes pantallas justo enfrente, y las dos estatuas levantadas en honor a sus dos mejores jugadores de todos los tiempos, Magic Johnson y Kareen Abdul Jabbar. En sus bajos hay una enorme tienda de Los Lakers con toda clase de objetos y equipaciones deportivas. A parte de todo eso, la mayor pena fue que no coincidiera ningún partido oficial de la NBA para poder disfrutar de ese espectáculo único, y vivir en primera persona ese ambiente tan especial. El "Staples Center" también sirve de sede para otros equipos de la ciudad de Los Angeles y alberga diferentes espectáculos como conciertos o la entrega de los premio Grammy. También sirvió para celebrar el funeral de cuerpo presente de Michael Jackson.




Kareen Abdul Jabbar                              y                                 "Magic" Jonhson


La segunda parada dentro de nuestro plan de visitas en Los Angeles fue en el Observatorio Griffith, lugar ideal para hacerse una idea de la enorme extensión de esta megalópolis. Se accede a través de unas estrechas carreteras llenas de curvas que atraviesan las Colinas de Griffith Park, un gran parque con grandes zonas verdes y que sin duda es una de las zonas más especiales de LA. Resulta curioso como desde el mirador puedes observar enormes avenidas trazadas a tiralíneas y que se llegan a perder en la línea del horizonte. Y cómo no, el skyline de Los Angeles, que emerge en la distancia en mitad de la ciudad cual isla en mitad de un mar de hormigón. Y además con el misterio que le aporta la bruma que se crea por la gran cantidad de contaminación atmosférica existente. Más fácil de ver es West Hollywood casi a los pies de las colinas y Beverly Hills un poco más alejada.


el Observatorio Griffith

Por otra parte es un buen lugar donde contemplar en todo su esplendor uno de los carteles publicitarios más famosos del mundo. El cartel de HOLLYWOOD es una de las cosas más reconocibles y con las que se identifica claramente a la ciudad de Los Angeles. Qué sería de ella sin estas letras de 13 metros de altura, y que curiosamente fueron capaces de transmitirnos cierta emoción al contemplarlas por primera vez. A día de hoy todavía no he sido capaz de entender del todo aquella sensación.




La siguiente parada nos llevaba al corazón de West Hollywood. Lo primero era buscar un aparcamiento donde dejar nuestro coche, y que mejor y más céntrico que el del Teatro Dolby. Y allí le dejamos, y nada más salir del ascensor nos encontramos en el hall de acceso al teatro donde cada año se celebra la entrega de los premios Oscar. Eso si, bastante cambiado, ya que el hall esta lleno de comercios que tapan convenientemente con cortinones rojos el día de la ceremonia de entrega de premios. En fin, que el tan renombrado Teatro Dolby (antes llamado Kodak) es un gran centro comercial, un teatro y un aparcamiento subterráneo de varios niveles sin más interés, salvo que seas un apasionado cinéfilo. Más tarde volveríamos de nuevo para hacer unas compras en el centro comercial, pero ahora tocaba salir a la calle, salir a explorar Hollywood Boulevard; el famoso paseo de las estrellas.


El Teatro Chino (Manns`s Chinese Theatre), en Hollywood Blvd, lugar de grandes estrenos de películas

El paseo de las estrellas, Hollywood Blvd, es una avenida que cruza West Hollywood de este a oeste, y que desde la década de los sesenta ha ido premiando a los músicos y actores más destacados con una estrella en el suelo de las aceras del bulevar. Resulta curioso lo poco cuidado que está  uno de los reclamos de esta ciudad. En algunos de sus tramos la suciedad se acumula en sus aceras, y son numerosas las estrella rotas o en mal estado. En fin, una de las arterias que debería ser más glamurosa resulta que no lo es tanto, con el punto de decepción que ello conlleva.



De todas formas, Hollywood Blvd también posee algunos edificios interesantes, aparte del los teatros Dolby y el Chino. Uno de ellos es el cine Capitán, lugar frecuentado por muchas de las estrellas de Hollywood en los habituales estrenos mundiales de sus películas. Al fondo el Hotel Roosevelt , un histórico hotel de los años veinte con su famoso bar Tropicana. Son sonadas las fiestas que en él celebran algunas actrices y  actores de Hollywood.




Una nueva parada nos reclamaba para conocer otro de los puntos interesantes de Los Angeles. Esta vez se trataba de la "archimegapija" Berverly Hills, con sus avenidas inmaculadas, sus coches de lujo, sus casitas de ensueño, y cómo no, además se necesitaba un lugar donde dejarse ver, enseñar lo que se tiene y demostrar lo que son capaces de gastarse en un momento. Ese lugar es Rodeo Drive. Una corta y muy cuidada avenida, ligeramente en cuesta y edificios bajos, muy parecido a lo que sería un decorado de cine, flanqueada por las tiendas de los diseñadores más afamados y las joyerías más prestigiosas. También es posible disfrutar de exclusivos y caros restaurantes. Incluso en uno de sus establecimientos, Bijan, del diseñador de origen iraní Bijan, es necesario pedir cita previa para poder acceder a su interior y ser atendido. Desde la muerte del diseñador se decidió aparcar en el exterior de la tienda un Bugatti Veyron de 1,5 millones de euros en homenaje a su persona. Sin duda el establecimiento más exclusivo y caro de todo el mundo. Esto es Rodeo Drive un despliegue orientado a los numerosos famosos y multimillonarios que viven en Beverly Hills y sus alrededores, también a los pudientes turistas que llegan desde muchas partes del mundo, para que todos ellos puedan gastarse miles de dólares en unas pocas horas. Un lugar donde saciar la curiosidad del lujo sin mayor interés que el decir que has paseado por Rodeo Drive, al menos para el resto de los mortales. 


Espectacular el Bugatti Veyron  aparcado permanentemente en Rodeo Drive, justo delante del establecimiento Bijan . Su precio.......casi un millón y medio de euros. Y sólo está de decoración, de reclamo publicitario y homenaje póstumo al diseñador iraní.


El lujoso hotel  Beverly Wilshire, donde se filmó la película "Pretty Woman"


Una de las últimas paradas en este recorrido por la ciudad de Los Angeles fue en la famosa Playa de Santa Mónica, y su no menos famoso Muelle de Santa Mónica. Para no perder la costumbre en LA tuvimos que pagar por dejar aparcado el coche en la playa, pero al menos lo dejamos al pie del muelle. Sin duda Santa Mónica es una de las mejores playas de Los Angeles junto a la de Venice Beach, ancha, larga, limpia, de arena fina, pasear por la orilla es un verdadero placer y un lugar formidable donde poder contemplar los hermosos atardeceres del Pacífico. Y cómo no, es hacer un viaje al pasado, a un pasado televisivo que... ¿quién no conoce? Paseando por la orilla esperábamos ver aparecer en cualquier momento a Pamela Anderson en su papel de vigilante de la playa, corriendo a salvar a algún incauto que parecía ahogarse, quizás a propósito, con el objeto de ser salvado con sus grandes flotadores, esos de color rojo, de plástico y con una cuerda con arnés atada...¿Qué habíais pensado? Parece mentira pero la serie "Baywach", o "Los vigilantes de la playa" como se la conocía en España, figura en el libro Guinness de los records como  la serie televisiva más vista de todos los tiempos. 


Diferentes "Showman" callejeros dan entretenimiento por unos pocos dólares a los turistas atrevidos. Y Zoltar......la máquina de los deseos. Me llamó la atención, aunque por si acaso no eché ninguna moneda.


El Muelle de Santa Mónica data del año 1909, y desde entonces ha pasado por diferentes vicisitudes, incluso estuvo a punto de desaparecer. Se puede apreciar el importante desgaste de los tablones de madera que configuran el suelo del muelle.  Hoy en día es uno de polos de atracción de Santa Mónica y de la ciudad de Los Angeles, además de Monumento Histórico Nacional, y se encuentra de lo más animado ya sea de día o de noche. A ello contribuye el parque de atracciones y los diferentes restaurantes que están ubicados sobre sus pilares. Uno de ellos es el "Bubba  Gump", un restaurante que une el cine con la comida.  Todo el mundo ha visto alguna vez la película "Forrest Gump" , y en las escenas de la Guerra del Vietnam,  como Forrest sueña con montar un negocio de gambas con su amigo Bubba, aunque al final el bueno de Bubba muere en la guerra. El resto de la historia todo el mundo la conoce. El Santa Mónica Pier además también  tiene un acuario, y las frecuentes visitas de leones marinos que curiosean por la zona complementan los atractivos de esta zona. Por cierto, en el mismo muelle a lo largo del paseo, está la famosa máquina de "Zoltar", aquella que adivinaba el futuro a Tom Hanks en la película "Big".




La Playa de Venice Beach es fantástica, sin lugar a dudas. Al igual que la playa de Santa Mónica es un lugar ideal donde disfrutar de los atardeceres y  las puestas de sol. Se extiende desde Santa Mónica hasta la misma bocana de Marina del Rey, donde muchos millonarios atracan sus yates. La playa es muy animada y su paseo marítimo es de las zonas más bulliciosas con todo tipo de "fauna" de dos patas. Sin duda la zona bohemia por excelencia de Los Angeles. En los canales de Venice se levantan algunas mansiones muy exclusivas. Y por supuesto, en esta bonita playa también están presentes las televisivas casetas de los vigilantes de la playa. 


Con la caída del sol la playa va recuperando poco a poco la tranquilidad, y muchos de los "musculitos" que por el día ejercitan sus cuerpos en los aparatos gimnásticos que hay a un lado del carril bici, ya se han retirado. A esa hora la gente estrambótica todavía pulula por el lugar, y los puestos ambulantes de perritos calientes empiezan a humear.


Y en la práctica, poco más dio de si nuestro paso por Los Angeles. Una ciudad que no destaca gran cosa, a no ser que seas un apasionado de la historia del cine y la televisión, de sus películas, de sus localizaciones y sus grandes estudios cinematográficos.  Pero también digo que si se está de viaje por la Costa Oeste de los Estados Unidos, o simplemente de paso, merece la pena aunque sólo sea por curiosidad pasar un par de días en esta gran urbe. Nosotros nos fuimos a descansar después de dos días de actividad frenética. Nuestro camarote del hotel Queen Mary nos estaba esperando para darnos un merecidísimo descanso. Al día siguiente nos esperaba nuestro crucero a Hawaii y el embarque en el "Sapphire Princess" en el puerto de Los Angeles.


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