lunes, 17 de diciembre de 2012

Cahors; capital del Lot


Capital del departamento del Lot, Cahors está emplazada en un meandro del río Lot cuyos primeros asentamientos viene de la época romana. Siendo la mayor población del Lot, Cahors dispone de varios atractivos, la mayoría concentrados a lo largo de su compacto casco histórico. El Puente Valentré y la catedral de Saint-Étienne destacan entre todos ellos como los favoritos de los visitantes, no en vano son monumentos declarados Patrimonio Mundial de la Humanidad. Nosotros, por nuestra parte, dejamos el coche aparcado en el Boulevard Gambetta, la avenida principal de Cahors que la atraviesa de sur a norte. Una animada avenida con altos plátanos plantados en ambas aceras encargados de dar sombra en los calurosos días de verano, y donde se concentran cafés, bistros y numerosos comercios que dan vida a la zona. Nos recordó mucho este boulevard a otros situados en otras poblaciones francesas, como en Arles. De aquí parte cualquier visita turística a la ciudad, ya que comienza el casco histórico con sus monumentos, tiendas de especialidades gastronómicas de la zona, el animado mercado y muchos restaurantes y vinotecas.



Monumental la catedral románica de Saint-Étienne con sus peculiares cúpulas

Los mercados en Francia son una invitación al disfrute de todos los sentidos, y un buen lugar para adquirir los productos típicos de la zona. Por supuesto en una zona con tanta tradición vinícola, y en la que tiene su origen el malbec, tampoco falta el puesto con casi todas las etiquetas inimaginables de la denominación de vino de Cahors. Ese vino de color intenso y marcado carácter conocido por ello con el sobrenombre de vino negro. Nosotros no pudimos dejar de caer en la tentación, y a día de hoy todavía disfrutamos en casa de las últimas botellas que compramos de este particular vino tinto.


El boulevard Gambetta

Y todos los caminos turísticos de Cahors llevan al mismo lugar: el puente Valentré. Un puente del siglo XIV que salva las dos orillas del río Lot con sus tres majestuosas torres fortificadas. Desde el puente se puede apreciar la pausada vida de esta pequeña ciudad de provincias, y el lento discurrir del río Lot en una de las curvas más bonitas de su cauce, que es donde se asienta la ciudad desde época romanas.


Y cómo no, siendo el monumento más reconocible de Cahors, los visitantes no se cansan de recorrerlo y fotografiarlo. Y como yo no iba ser menos, ahí van una tanda de fotografías del puente Valentré desde distintos ángulos.


También es posible contemplar el puente desde la diferente perspectiva de un barco turístico. Al haber una caída con un rápido en el mismo puente Valentré, ésta se supera mediante una esclusa en uno de los arcos del extremo del puente, razón de más para embarcarse en una de estas embarcaciones y disfrutar las vistas.



Desde la lejanía de los muelles era posible contemplar las tres torres fortificadas.

Una de las cosas que no pudimos dejar de hacer fue caminar por el paseo que bordea el río Lot, disfrutando de las vistas y los bonitos paisajes que ofrece la rivera del río, y como no, de sus puentes.







El ladrillo de color rojo abunda en unión  a la piedra en las calles medievales de Cahors, junto a balconadas y travesaños en fachadas en vieja madera oscura. 




Llegada la hora de cenar, seguimos el consejo que nos habían dado en la oficina de turismo de Cahors recomendándonos un par de restaurantes con muy buena relación calidad-precio. Después de examinarlos nos decidimos por el "resturant du vieux Cahors", una maravilla de edificio histórico en la zona antigua de Cahors, cuyo restaurante repartido en varias plantas, está montado con mucho gusto. En él tuvimos un servicio muy atento y cordial y disfrutamos de una sensacional cena con platos de la cocina regional, y de una botella de vino negro acompañando tan suculentos platos, que es como es conocido el vino tinto de Cahors debido a su oscuro color. Fue nuestra última noche en esta sorprendente región de la Francia central. Sólo quedaba decir: " bon appetit ".


Ensalada de jamón de pato con queso de cabra de Rocamadour

Bloc de foie frío de textura compacta con chalotas caramelizadas

Un magret de pato con tagliatelle en salsa de roquefort

Y este dorado confit con patatas asadas en la grasa del pato fue para mi

De postre la Creme Brulee, con una textura especialmente esponjosa 

...y una tarta de chocolate muy, muy suave con un artístico dibujo en la vainilla

2 comentarios :

Nacho, lo primero ¡¡Feliz Año!! y lo segundo es que me ha encantado vuestra escapada francesa, son unos pueblos y ciudades de cuento. Cuando dejemos el avión y volvamos al coche será una ruta para tener en cuenta.

Un beso!

Feliz año para vosotros también, Maca. No lo dudes, es una zona francamente bonita de Francia, y que da para mucho (y se come muy bien). Hacía mucho tiempo que queríamos pasar unos días pero por una u otra cosa no lo acabábamos de hacer. Todavía recuerdo la noche que llegamos a Rocamadour por la estrecha carretera, y aquella estampa del pueblo totalmente iluminado en la oscuridad de la noche es de esas cosas que difícilmente olvidaremos nunca. Ahora nos iremos en tres semanas a un viaje lejano. Puse los detalles del mismo en el foro.

Un beso.

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