lunes, 22 de noviembre de 2010

Tarquinia. La alternativa en crucero a Roma

Tengo un defecto, bueno… tengo muchos pero no vienen al caso. Pero éste en cuestión si que atañe al tema, y no es otro que lo que me puede gustar regresar a los lugares o ciudades que previamente he visitado en otra ocasión. No diré que esté al mismo nivel que el vicio o la necesidad imperiosa que tenemos por conocer sitios nuevos, pero poco le falta. Y es que cuando vuelves a aquella ciudad en la que ya habías estado en otra ocasión, las cosas se ven de otro modo, te cambia las prioridades de los lugares a visitar y tu vista se fija en cosas que la primera vez te pasaron totalmente desapercibidas. O acaso en una primera vista a una ciudad alguien se fija en los que se desplazan al trabajo en su sccoter, o en las madres y padres que esperan a sus hijos en la puerta del colegio mientras se ponen al día de los chismes más recientes, o cuáles son los productos frescos que esa “mamma” italiana elige en cualquier mercado de Roma y que se llevará a su casa para preparar la comida del día, toda una institución en Italia, me refiero a la hora de la comida, bueno, y a las “mammas” también. Y es que, a pesar de haber estado en cinco ocasiones en Roma y, habiendo visitado todos los monumentos habidos y por haber, no nos aburre nada esta maravillosa ciudad. Simplemente nos dedicamos a profundizar en barrios que, o bien no habíamos visto en anteriores veces, o los conocíamos muy de pasada. Lo que pasa es que acabábamos de estar hacía poco más de tres meses y tampoco es cuestión de desgastarla. Así que había que encontrar una alternativa, ya que nuestro espíritu inquieto no aceptaba una larga estancia de doce horas sólo en Civitavecchia. Y esa alternativa existe y se llama Tarquinia.




Después de desembarcar tranquilamente del Constellation, tomamos el shuttle de la autoridad portuaria, y una vez fuera del puerto, compramos los billetes del autobús en el café-heladería que está justo a la salida de la terminal. También suele disponer de billetes la oficina de turismo de Civitavecchia, pero en nuestro caso las chicas no los acababan de encontrar por ninguna parte. Ya con los billetes en la mano fuimos a la parada, frente a la catedral de Civitavecchia, a esperar al autobús. Allí se nos acercó un barrendero italiano a pedirnos fuego para encenderse un pitillo y le prestamos el mechero. Dicho mechero, de color rojo en su totalidad y sin grabados de ningún tipo, sirvió para entablar una interesante y larga conversación, ya que con una gran imaginación por su parte, atribuyó el color del mismo a la selección española de fútbol. A partir de ahí la conversación derivó de la magnífica “squadra” de España, a la inseguridad ciudadana que se vivía en Civitavecchia donde, según él, se producían muchos robos en viviendas, en comercios y en vehículos atribuibles a la inmigración (no diré nacionalidades), las malas perspectivas de trabajo y los temas candentes de los gobiernos de Berlusconi. En fin..de todo un poco. Pero lo que si que percibimos es el cariño que nos tenía a los españoles. Decía: “Spagnoli e italiani sono molto simili come fratelli”. Va a ser verdad lo que vimos en un programa de televisión, en el que un español residente en Turín confesaba que, los italianos nos quieren mucho más a nosotros que lo que les queremos nosotros a ellos.


Y después de un trayecto de unos tres cuartos de hora, y con el autobús medio vacío, nos apeábamos delante de la puerta principal de entrada a la ciudad amurallada de Tarquinia, la Puerta Florencia. La oficina de turismo se encuentra allí mismo, y sin problema alguno de colas, ya que entramos los seis ingleses y nosotros dos, nos facilitaron plano y toda la información necesaria para no perderse ningún rincón de esta ciudad. Situada en lo alto de una colina esta pequeña ciudad nos sorprendió gratamente por lo cuidada y el buen estado de conservación Una vez atravesada la puerta de la muralla nos encontramos con la Piazza Cavour, lugar donde se encuentran el Palazzo Vitelleschi que alberga el Museo Arqueológico Nacional Tarquiniense con piezas sacadas de las excavaciones de la Necrópolis Etrusca, y dos de las pocas terrazas de cafés que te puedes encontrar en la población. Muy cerca, y siguiendo nuestro itinerario, encontramos el Duomo de la ciudad y la Piazza del mismo nombre, una construcción muy sencilla con el campanario anexo. Al haber llegado por la mañana, subiendo por la calle principal del Corso Vittorio Emanuele, llegamos al mercado matinal ubicado en la Piazza Matteotti con la bella Fontana di Piazza, junto al Palazzo Comunale y la iglesia del Suffragio, donde esperábamos encontrar uno de esos coloridos mercados de frutas y hortalizas tan típicos en Italia y no uno con bufandas, gorros, bragas, calzoncillos y demás artículos típicos del baratillo. Hasta estos recónditos rincones llega la poderosa maquinaria de exportación de los chinos, qué le vamos a hacer.





El resto de la visita a Tarquinia lo dedicamos a callejear sin rumbo fijo, disfrutando de sus muchos rincones con encanto, de sus calles empedradas, antiquísimas viviendas de piedra y sobre todo de las preciosas vistas que ofrece desde su muralla y que alcanzan hasta el Mar Tirreno. Y como no, recorrer todo el casco urbano en busca de uno de los símbolos más representativos de Tarquinia, sus torres, como la Torre Barucci o la Torre Dante. No hay que perderse las vistas abiertas que ofrece el Belvedere della Ripa, sobre la muralla y con los campos sembrados a los pies de la colina, y el Belvedere Parco delle Mura con vistas privilegiadas a la Necrópoli Etrusca. Por cierto, que con tantos paseos por la ciudad, y tantas paradas que hicimos en distintos sitios, se nos echó el tiempo encima y ya era muy arriesgado desplazarnos a la necrópolis, Patrimonio Mundial de la Humanidad, con lo que quedará para otra ocasión. Fue un fallo de planificación por nuestra parte, ya que sería la primero que tendríamos que haber hecho, tomar un autobús urbano que nos llevara allí, al encontrarse a unos pocos kilómetros del centro de Tarquinia, y una vez visitada dedicar el resto del tiempo a la ciudad.





Para resumir, es una opción agradable para los que ya conocen Roma, o bien no quieren desplazarse hasta ella. Muy fácil de llegar desde Civitavecchia, y sobre todo para pasar un día relajado y tranquilo lejos de las hordas de turistas (y cruceristas) que invaden a diario la Ciudad Eterna. Aunque eso si, por ser una ciudad amurallada que nadie espere encontrarse algo espectacular estilo a la ciudad italiana de Bérgamo. Tiene rincones muy agradables y sobre todo que con unas horas basta para conocerla bien sin que nos dejemos nuestro físico en el intento.


Vistas desde el Belvedere della Ripa


El Duomo de Tarquinia


La Porta Interna di Castello


Interiores del Palazzo Vitelleschi


Palazzo Vitelleschi


Imágenes de Tarquinia



6 comentarios :

ME GUSTO MUCHO, CREO QUE HARE LO MISMO PARA NO IR A ROMA, VISITASTE EL MUSEO ARQUEOLÓGICO National Etruscan Museummés ?

No, desafortunandamente, y no se por qué motivo, no se encontraba abierto. Tarquinia es muy sencilla y agradable de recorrer. Lo único que hay que estar con tiempo en la parada del autobús para regresar a Civitavecchia, ya que a veces los horarios no los cumplen escrupolosamente. Y más vale prevenir. Me alegra que te haya gustado Cecilia

En busca de algo nuevo que no fuera la visita a Roma en uno de mis cruceros alquilé un coche en Civitavecchia y visité la necrópolis etrusca de Cerveteri (también muy recomendable) y Bracciano y su lago. Fue una escala diferente y muy pero que muy entretenida. Te la recomiendo.

Gracias por tus relatos

Jesús

Ya tenía en mente para la próxima vez que recalara en Civitavecchia ir a visitar el lago Bracciano. Seguiré la recomendación que me das de Cerveteri. Las veces que habré escuchado el nombre de Cerveteri en el tren de Civitavecchia a Roma.

Muchas gracias por la recomendación

Hola, me gustaria preguntarte si es facil encontrar el punto de compra de billetes para Tarquinia, su precio, y como desplazarse al punto de salida del Autobus. Tambien si se puede recorrer este lugar facilmente andando y llegar a la Necropoli Etrusca. Vamos a realizar un crucero con el 'Sinfonia', muy parecido al que hiciste tu con el 'Lirica' y nos vamos a decantar por este destino. Me gustaria agradecerte la informacion que hemos podido obtener para organizar las excursiones por libre y felicitarte por tu blog. Gracias por todo.

El transfer que pone la autoridad portuaria de Civitavecchia te deja en la salida del puerto, al comienzo del paseo marítimo. Si tienes alguna duda pregunta a las chicas de la oficina de turismo de Civitavecchia, que están donde te deja el transfer. Pues bien, la primera calle que lo cruza, a mano izquierda, hay un cafe-gelatteria donde vendían los billetes del autobús a Tarquinia. La parada está en la plaza delante de la pequeña catedral de Civitavecchia que está muy cerca , a dos minutos andando del bar. No apures la vuelta y regresa con tiempo a Civitavecchia, porque a veces los horarios no se cumplen a rajatabla. Siempre es mejor volver con suficiente antelación para no jugarse el perder el barco. Vi alguna persona que compraba los billetes al mismo chófer del autocar, no se si seguirán haciéndolo. Donde te deja el autocar en Tarquinia, en la entrada de la muralla tienes la oficina de turismo. Son muy majas las chicas, pregúntales por el autobús que va a la necrópolis.

Disfrutar del crucero y me alegro que te gustara el blog.

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