Dejamos atrás el frente marítimo de Liverpool para dirigirnos al centro de la ciudad -leer aquí el artículo del frente marítimo-. Desde la distancia se puede ver la gran torre de la Catedral Anglicana de Liverpool con lo que es difícil perderse. Justo antes pasamos por el pequeño barrio chino de la ciudad. Su colorida puerta nos hizo pensar en un barrio de tamaño considerable, pero no fue así ya que apenas unos pocos comercios y restaurantes chinos poblaban este barrio de Liverpool, nada que ver con otros enormes barrios chinos de otras ciudades. Y de ahí hasta que llegamos a las puertas de la catedral. Desde luego es un edifico grandioso de enormes dimensiones edificado en una piedra arenisca de color rojizo y sin grandes aditamentos estéticos. Pero si su exterior asombra no lo hace menos sus interiores. Su longitud, la segunda en tamaño del mundo después la Basílica de San Pedro en Roma, me dejó sorprendido, aunque no más que sus sobrios interiores, la altura de sus bóvedas y las tiendas de recuerdos y exposiciones en sus laterales. Una parada obligada en cualquier visita a Liverpool. Y aunque la Catedral Anglicana pueda parecer antigua, se acabó de construir hace cuarenta años solamente. Se puede subir previo pago a su torre para disfrutar de las vista panorámicas de la ciudad, aunque nosotros preferimos disfrutar de los jardines y los espacios exteriores que envuelven la catedral.