Liverpool es de ese tipo de ciudades de las que no esperas demasiado. Quizás su pasado industrial, un puerto importante donde se manejaban mercancías sucias y contaminantes y el posterior declive de la industria que hizo languidecer la ciudad, me hizo pensar en ella como poco atractiva y con escaso interés. Si, sabía que en los últimos años había sido sometida a un lavado de cara puesto en marcha tras su elección como capital europea de la cultura del año 2008, pero desconocía exactamente hasta que punto. Y tras haber pasado por ella debo decir que Liverpool se ha convertido en una de mis ciudades favoritas de Inglaterra. Arribamos a los muelles de Liverpool a primera hora de la mañana dispuestos a explorar lo más posible. El hecho de que el "Caribbean Princess" atracara en pleno centro facilitó mucho las cosas y evitó además pérdidas de tiempo en desplazamientos. Tras nuestro paso por Dublín ahora tocaba explorar Inglaterra -leer aquí el artículo de Dublín-. Ya desde las cubiertas más altas pudimos contemplar por primera vez la ciudad, con la mezcla de edificaciones clásicas con otras de apartamentos de diseño moderno y un vanguardista Museo de Liverpool. Pero lo que más destacaba eran los tres enormes edificios frente al Liverpool Waterfront y que son conocidos como "las Tres Gracias".