Una de las primeras visitas que hicimos en Tokio fue ir a conocer los jardines del Palacio Imperial, un agradable lugar de paseo para los visitantes de la capital y de esparcimiento para los propios tokiotas. En los jardines es habitual ver numerosos japoneses practicando el jogging por sus paseos, una especie de pequeño pulmón dentro de la vorágine de la urbe. Visitar los interiores del Palacio Imperial resulta casi imposible, ya que es la residencia oficial de los emperadores del Japón. No obstante es posible hacerlo a las partes no accesibles del Palacio. Uno el día del cumpleaños del emperador, el 23 de diciembre y el otro el día 2 de enero, tras inscribirse a través de la web. Así que si el viaje os coincide con esas fechas más vale que lo vayáis solicitando. Por lo demás los jardines y los fosos son realmente bonitos, así como los enormes portones de acceso con sus remaches de hierro, pero al tener tan poco acceso a los edificios del Palacio Imperial por las razones expuestas anteriormente, te deja con un punto de insatisfacción, aunque creo que vale la pena darse una vuelta por esa zona.