A pesar de que nosotros solemos movernos por libre en los puertos de escala, preparándonos los destinos previamente, y no contratamos nunca excursiones con el barco que es donde al final tienes más probabilidades de iniciar contacto con otros pasajeros, por otras muchas circunstancias siempre acabas conociendo a una parte de los pasajeros del crucero. Y éste no iba a ser una excepción. Lo que más me llamó la atención en las charlas con ellos, es que daba igual que fueran australianos, americanos o canadienses, una de las primeras preguntas que nos hacían era si de verdad las cosas estaban tan mal por España como decían en los noticieros de sus países. Así que no me he podido escapar de la crisis ni en la otra parte del mundo. Afortunadamente, enseguida este tema de conversación quedaba marginado y cambiábamos a temas mucho más interesantes y sobre todo más apropiados para las latitudes donde navegábamos.
Las siguientes fotografías son un pequeño paseo por el Zaandam, intentando descubrir todos sus rincones y por qué no, un poquito de su alma.