domingo, 25 de octubre de 2015

Chicago a vista de pájaro desde la Torre Willis


Casi siempre que se visita alguna ciudad importante resulta difícil resistirse a buscar algún lugar donde poder contemplarla desde las alturas, a vista de pájaro. En el caso de Chicago dispones de dos lugares destacados donde hacerlo, uno en el mirador de la Torre Hancock y el otro el skydeck de la planta 103 de la famosa Torre Willis, al otro extremo del skyline de Chicago. Y este último es el que elegimos ya que no nos podíamos resistir a subir a las alturas de este famoso edificio cuyo nombre original fue el de Torre Sears hasta hace poco más de siete años. A medida que nos íbamos acercando su imponente silueta comenzaba a resaltar entre todos los demás que la rodean.





En el hall de la Torre Willis un vinilo hace una comparativa con otros rascacielos del mundo

Las vistas panorámicas de 360 grados que se disfrutan desde los altos ventanales del skydeck son verdaderamente espectaculares. En días despejados es posible ver desde sus cristaleras hasta cuatro estados diferentes. Al obvio de Illinois también se puede contemplar Winsconsin, Indiana y Míchigan. En febrero además puedes observar el lago Míchigan totalmente congelado debido a las gélidas temperaturas que soporta Chicago en invierno.




El pabellón Jay Pritzker diseñado por Frank Gehry visto desde las alturas

Que el mirador del skydeck de la Torre Willis sea una de las atracciones más famosas de Chicago es fácil de entender cuando plantas un pie en él y pegas tu nariz a los ventanales para disfrutar del espectáculo visual de la ciudad. Por eso más de un millón de personas lo vistan cada año. Aquí mejor que en ninguna otra parte puedes observar el contraste de la torres neogóticas de principios del siglo XX con los modernos rascacielos de oficinas, hoteles y apartamentos recubiertos de acero y cristal. Quizás eso haga de la ciudad de los vientos uno de los lugares  más atractivos para los amantes de la arquitectura.




En uno de los flancos del edificio hay instalados unos balcones de vidrio en los que se puede experimentar la sensación de estar colgado sobre el vacío a más de 400 metros de altura. En mi caso que padezco de vértigo la sola idea de meterme en esa caja diabólica me hacía sudar, pero también es cierto que no quería irme del skydeck sin haber intentado superar ese temor. Y pude hacerlo al final, con más miedo que vergüenza, arrastrándome y sin mirar al vacío hasta que ya estuve en su interior y fui capaz de mirar en varias ocasiones las lejanas y diminutas aceras. Para Ceci en cambio la cosa era coser y cantar. Por cierto, a los pocos meses de estar nosotros uno de los miradores de vidrio se resquebrajó de repente, aunque sin consecuencias fatales. Si llegó a estar yo dentro me muero de la impresión.




La historia de como se gestó la construcción de la inicialmente conocida como Torre Sears, el edificio más alto del mundo durante más de 20 años, resulta muy interesante. La empresa Sears decidió agrupar a sus miles de trabajadores en un solo espacio para de ese modo acabar con la segregación de edificios alrededor de Chicago. Para ello en una reunión con arquitectos y tras voltear una cajetilla de tabaco observaron como quedaban los diferentes cigarros asomando de la cajetilla con diferentes alturas. Esa fue la clave para que hasta el piso 50 toda la planta se levantaba por igual, y a partir de ahí una parte llegaba hasta el piso 66, otras tres partes se elevaban hasta el 90 por último dos secciones centrales se alzaban hasta el piso 108. A veces las ideas surgen de los lugares más insospechados.




Llama la atención lo extendida que se encuentra en suburbios la mayor parte de la ciudad de Chicago. Si uno se aventura por estas zonas hay que prestar especial atención pues los índices de criminalidad en estas zonas de Chicago han aumentado considerablemente en los últimos años.


Y por último cuatro instantáneas de la Torre Willis en las que se puede apreciar la construcción en forma de tubos sobresaliendo unos sobre los demás, tal como ocurría al voltear una cajetilla de tabaco. Con el zoom de la cámara de fotos se puede apreciar mejor los cajones de cristal colgados sobre el vacío a 103 pisos de altura.











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